El equipo de psicólogos del Departamento de Salud de la Ribera recordó ayer, con motivo del día mundial del Alzheimer, la necesidad de que los cuidadores de personas dependientes dediquen tiempo a su autocuidado físico y emocional.

El carácter degenerativo y progresivamente incapacitante de esta enfermedad obliga a que el cuidador principal de un paciente de Alzheimer dedique, cada vez, más energía y tiempo a desarrollar este rol que, en el 80% de los casos, recae en los propios familiares. Según destacó Mónica Portillo, psicóloga clínica del Departamento de Salud, «conforme progresa la enfermedad, los cuidados diarios del enfermo se van complicando y la exigencia de presencia del cuidador cada vez es mayor, ya que debe participar en actividades cotidianas como comer, vestirse, usar el baño, ir de compras o preparar la comida».

«De esta forma, el cuidador directo de una persona dependiente suele abandonar progresivamente sus actividades y rutinas e, incluso, su propio cuidado, lo que puede desencadenar una serie de síntomas tanto en la esfera física como emocional», afirmó Portillo.

Así, a nivel físico los cuidadores suelen sentir fatiga, malestar general, dificultades para dormir, dolores de cabeza, dolores inespecíficos, alteraciones en el peso y alteraciones de estómago, entre otros problemas de salud. Asimismo, la tristeza, la irritabilidad, la culpa y la ansiedad, son los principales síntomas que el cuidador de una persona dependiente suele experimentar a nivel emocional, junto a pensamientos negativos hacia el enfermo (rabia, enfado, rechazo).

Los psicólogos subrayan la necesidad del autocuidado y aconsejan descansar las horas necesarias , alimentarse de forma equilibrada o practicar aficiones.

Se estima que la Ribera cuenta con 4.000 personas afectadas de demencias, registrándose unos 400 nuevos casos cada año.