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L’Énova fabrica cerveza con corteza de naranja contra la despoblación

Se puede adquirir en comercios y bares de la Ribera

Alejandro Pons presenta su cerveza de naranja. | LEVANTE-EMV

Ser emprendedor no es fácil y mucho menos en un municipio de tan solo 900 habitantes, dedicado al sector agrícola y con trabajos temporales y precarios. Sin embargo, Alejandro Pons, vecino de l’Énova, lo tuvo claro a la hora de lanzar su proyecto.

La idea nació a partir de un vídeo difundido por Internet, en el que se mostraba el proceso de elaboración de la cerveza, un producto con una gran tradición. «Me llamó la atención y decidí investigar y formarme en este mundo para poder crear mi propia cerveza», explica Alejandro. Casualmente el ayuntamiento de l’Énova había iniciado durante aquellos días un programa de emprendimiento junto a la Comuna Emprende para combatir la despoblación en zonas rurales. «Mi hija les comentó que estaba elaborando cerveza en casa y creyeron que sería interesante crear un producto con cierta transcendencia para la zona y con unas raíces características de la Ribera».

Así nació la Comuna Beer, una cerveza en la que la naranja es la protagonista. «En l’Énova predomina el monocultivo de naranjas y, por lo tanto, el producto tenía que contar con esta fruta tan nuestra», explica el creador. Sin embargo, la característica principal de la bebida radica en que solo se utiliza la piel de la naranja. Alejandro reconoce que es la parte de la fruta que desprende el aroma y, además, es una manera de aprovechar todo el producto. «Con la cerveza intento ayudar al sector citrícola aportando visibilidad y relevancia a un producto local, ya que se han visto muy afectadas por la subida de los precios», recalca. Su color también es un guiño a la comarca, ya que «el naranja recuerda a nuestra tierra».

Venta en comercios locales

Su distribución, además, pretende fomentar el comercio local en la Ribera. Desde el pasado mes de marzo, se vende en los bares de l’Énova y en comercios y locales hosteleros de otros municipios de la comarca. En pocos meses, la iniciativa ha tenido una gran aceptación por parte del público. «A la gente le gusta y reconoce que se bebería otra en el momento», afirma Alejandro, quien añade que «a diferencia de las cervezas industriales, en cada trago de la cerveza de naranja se pueden apreciar todos los matices y el olor citrícola. Hay que tener en cuenta que la cerveza artesanal está elaborada para ser disfrutada como ocurre con el buen vino».

Tras el éxito, Alejandro ya está pensando en un nuevo sabor. «Se podrían incluir hierbas de la zona o aportar un toque de miel. Hay muchas posibilidades y, por lo tanto, todavía tenemos que estudiarlo», concluye.

Una microcervecería para crear trabajo

Alejandro elabora lotes de cerveza de 20 o 25 litros que, posteriormente, traslada a una microcervecería para preparar mayores cantidades de producto para poder distribuirlo en los diferentes locales. Sin embargo, el próximo objetivo es expandir la marca y crear puestos de trabajo en el municipio. «Me gustaría contar con mi propio equipo para llevar a cabo la elaboración y, así, ayudar también a la gente de l’Ènova que no cuenta con recursos económicos, como me han ayudado a mí», expone. Además, en sus palabras, «esta contratación supondría que no dependiésemos de terceras personas a la hora de elaborar el producto y, por lo tanto, sería más rentable para nosotros».

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