El entrenador de la UD Carcaixent, Xesco Ortiz, estalló tras el partido que disputaron los suyos frente al SB Ontinyent, que se saldó con derrota. Sin embargo, no por el desempeño de sus futbolistas. Fue la conducta arbitral lo que más irritó al técnico, que denunció a través de las redes sociales del club que el colegiado le increpase por hablar en valenciano; en un nuevo caso de menosprecio a la lengua autóctona.

Ortiz cuestionó las decisiones que tomó el colegiado durante el encuentro y también su comportamiento una vez concluidos los noventa minutos reglamentarios. El entrenador manifestó, sin pelos en la lengua, que se habían «burlado del Carcaixent, en palabras mayúsculas» y no daba crédito a lo ocurrido: «Con once años de experiencia, nunca un árbitro me había hecho sentir así», lamentaba. 

Por un lado, el técnico carcaixentí no entendió que no se pitaran «tres penaltis claros» ni que se anulara un gol. Además, su equipo se quedó con un jugador menos. Todas ellas, cuestiones que afectaron desenlace del partido: una derrota. Eso sí, muy ajustada, pues los ribereños perdieron por un único gol de diferencia (3-2). Con todo, el desplante lingüístico fue la gota que colmó el vaso para Ortiz, natural de Carcaixent, localidad valencianoparlante, como la práctica totalidad de la comarca. Al pedir explicaciones de lo ocurrido al colegiado, se encontró con una actitud que no se esperaba: «Fue un árbitro irrespetuoso, que lo primero que ha dicho ha sido que para respetarnos le hablásemos en castellano». Una exigencia bajo la que consideraron que existía una discriminación contra el valenciano, pues se traduce en que un valencianoparlante no merece el mismo trato. 

Este no supone un caso aislado, pues se repiten de forma recurrente los episodios en los que, durante una conversación o discusión, se increpa a uno de los interlocutores por el mero hecho de hablar una lengua cooficial del Estado diferente al castellano. Ha sucedido con anterioridad en diferentes departamentos de la administración pública, en centros de salud o ante las fuerzas de seguridad. En este caso, ante una figura que representa la autoridad dentro del desarrollo de la actividad deportiva que, si bien pertenece a una entidad federativa con sede valenciana, no por ello está obligada a hablar la lengua autonómica ya que no es un requisito indispensable.