Los discursos políticos de todos los colores hacen especial hincapié en aquello de que invertir en educación es invertir en el presente y el futuro. Aunque, en la práctica, no siempre sucede así. Sobre todo, a escala local, donde los ayuntamientos deben hacer equilibrios financieros para prestar correctamente sus servicios. A pesar de que esta es una competencia autonómica, son muchos los consistorios que se esfuerzan por apoyar económicamente el proceso de enseñanza de sus vecinos. Algunos, más que otros. El último informe nacional de las liquidaciones presupuestarias de las corporaciones municipales de más de 700 habitantes correspondientes a los ejercicios 2020 y 2021 evidencia una clara diferencia de gasto entre los consistorios de la Ribera: desde los 1.564 euros por alumno que atribuye a Senyera hasta los 68 de Llombai. Prácticamente mil quinientos euros de diferencia entre uno y otro. Con todo, el estudio muestra que los ayuntamientos de menor tamaño destinan más dinero a educación que los mayor envergadura.
La estadística tiene en cuenta diversos aspectos, como las becas a estudiantes (ya sean de libros, material escolar o transporte), el gasto dedicado a programas educativos diversos (como talleres o planes especiales de conciliación familiar), la inversión en escuelas municipales (tanto infantiles como para adultos) o, incluso, las obras y reformas ejecutadas, ya que la puesta en marcha del Pla Edificant implicó la transferencia directa de competencias en construcción y ampliación de centros.
En base a estos criterios, el informe elaborado por el Ministerio de Educación y Formación Profesional sitúa a Senyera como el ayuntamiento que mayor inversión realizó en el último año analizado, el 2021. Su presupuesto contempló una inversión por alumno de 1.564 euros por alumno (un 32,27 % del total). Le sigue Rafelguaraf, con un desembolso por estudiante de 1.281 euros, que representa el 27,9 % del dinero que gestionó en dicho ejercicio el consistorio. El tercer municipio que más destaca por el gasto realizado en esta materia es Montserrat, que alcanzó los 913 euros por educando (un 21,79 % de sus cuentas anuales).
Junto a ellas, los municipios de Alginet, Carlet, Favara, l’Alcúdia y Castelló también aparecen entre los que destinan más recursos a mejorar la educación de sus vecinos al superar, todos ellos, el 10% de su presupuesto dedicado a la enseñanza.
Menos de cien euros por estudiante
En el otro lado de la balanza aparecen municipios que, al no haber realizado ningún gran proyecto de remodelación o construcción, tan solo aparecen en la estadística la aportación que proviene de recursos propios. Es el caso de Llombai, el pueblo con una menor inversión en educación: el ayuntamiento destinó 68 euros por alumno (el 1,93 % de su presupuesto). Curiosamente, los valores más bajos se localizan en el Marquesat, ya que Alfarp y Catadau completan el listado de los consistorios que realizaron un menor gasto educativo. En el caso del primero, dedicó 79 euros por estudiante (2,3 % de sus cuentas), mientras que el segundo desembolsó 82 (1,89 %).
De entre las grandes ciudades, Sueca fue la que dedicó más dinero a cada alumno. En concreto fueron 280 euros, lo que equivalió al 6,14 % de su presupuesto. Carcaixent invirtió menos, aunque representó un mayor porcentaje sobre el total del gasto municipal ya que fueron 243 euros por cada estudiante (el 6,67 % del desembolso realizado ese año). Cullera, Algemesí y Alzira ni siquiera alcanzaron los doscientos euros por alumno. La localidad de la Ribera Baixa superó ligeramente a las otras dos, ya que dedicó a cada educando del municipio 180 euros (el 2,23 % de sus presupuestos). Por su parte, el informe ministerial cifra en 122 euros por estudiante la inversión educativa de la capital de la Ribera Alta, que en la práctica representó el 3,38 % de sus cuentas anuales. Una cifra aproximada a la ejecutada por Algemesí, que dedicó un 4,52 % del presupuesto a este fin, 129,66 euros por alumno.