Hace un tiempo pinté un lienzo con una España sostenida por pinzas y chorreante, que iba perdiendo su identidad. Hoy esa pintura, que hace más de cuatro años pinté, está totalmente de actualidad.

Hoy nuestra España, la de todos, rojos y azules, nos necesita más que nunca. Pero no por motivos de ideología partidista, ni por rencores de antaño. Hoy tenemos que estar a la altura de las circunstancias, desprendernos de logotipos de partidos y enarbolarnos una sola causa, la unidad de España, su identidad, su economía, su repercusión internacional y su futuro. En resumen, nuestro bienestar y el de nuestra familias.

Hoy me siento más catalán que nunca, hoy estoy al lado de esas personas mayores que están en casa solas y asustadas por estas alimañas, hoy me siento comerciante de las ramblas, camarero, niño, mujer. Me siento policía en Via Laietana, incluso me puedo sentir independentista pacífico y que acata las urnas.

Lo que no me siento es encapuchado lanzando piedras, ni político cobarde que esconde la piedra bajo un escaño, engañando y alimentando a las bestias. Hoy me siento andaluz, extremeño, gallego madrileño, hoy me siento más español que nunca, pero también del PSOE, del PP, de C's, de Vox, e incluso de Podemos.

Hoy no debería haber partidos, ni identidades. Hoy todos somos catalanes, hoy todos somos españoles defendiendo a una sociedad libre y democrática. Hoy más que nunca España nos necesita unidos, frente a la escoria que ha dejado ver el peor de sus rostros, la destrucción, la miseria, el odio desmedido, la maldad y la ruina. Hoy toca darnos fraternalmente la paz, da igual en qué banco te sientes y qué religión profeses.