El pasado 16 de mayo se publicó en el Boletín Oficial del Estado (BOE) que los gimnasios podrían volver a abrir sus puertas a partir del 25 de mayo en los territorios españoles que hayan entrado en la fase 2 de la desescalada del confinamiento creado por la pandemia del coronavirus Covid-19. Esta orden ha quedado en entredicho después de que el ministro de Sanidad, Salvador Illa, anunciara este pasado domingo que los gimnasios deberán esperar a que su zona llegue a la fase 3 de la desescalada para poder volver a acoger a los usuarios, ya que "requieren especial atención por el contacto físico y el uso compartido de zonas y elementos" como los vestuarios.

Las palabras de Illa han caído como un jarro de agua fría entre los propietarios o gestores de los gimnasios, ya que durante los últimos días se habían preparado para la reapertura de dichos centros, cumpliendo con todas las condiciones marcadas por el Gobierno de España. Ni que decir que a la decepción que las palabras de Illa han creado entre los gerentes de los gimnasios se une la incertidumbre de los posibles usuarios que no saben a qué atenerse.

En Gandia, el exatleta internacional Luismi Sabater regenta el Gimnasio El Reto que, como el resto de estos locales, tuvo que cerrar el 13 de marzo tras decretarse el estado de alarma. Pues bien, Sabater, que ya veía la luz al final del túnel y por ello había programado la reapertura de su gimnasio en la fase 2 de la desescalada, que en Gandia puede ser el 1 de junio, está sorprendido y extrañado tras las palabras del Ministro de Sanidad porque, si se cumplen los vaticinios, no podrá reabrir su negocio y modo de vida hasta el 15 de junio, como mínimo.

Sabater no entiende cómo Illa habla de zonas y elementos compartidos cuando "está prohíbido el uso de los vestuarios y duchas, cada usuario va a tener 4 metros cuadrados de zona individual para entrenar, la desinfección tiene que ser total y continua, hay que limpiar el calzado, facilitar geles de desinfección de manos, tomar la temperatura corporal a cada usuario, emplear mascarillas y toallas individuales, desinfectar cada aparato de fitness después de su utilización y una desinfección profunda en toda la instalación al final de cada jornada".

El gerente del Reto, además, ha tenido que realizar una redistribución del espacio para determinar la separación mínima de 1,5-2 metros entre usuarios y, en el caso de no poder respetar esta distancia, precintar máquinas e inutilizarlas. Tiene claro que deberá atender a grupos reducidos de deportistas con clases de atención personal.