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En España mueren cada año debido al consumo de tabaco más de 50.000 personas, una cifra mayor de las muertes que suponen los accidentes de tráfico y el consumo de drogas ilegales juntos.

El tabaco es una droga estimulante del sistema nervioso central. Uno de sus componentes, la nicotina, posee una enorme capacidad adictiva, y es la causa por la que su consumo produce dependencia. Durante la combustión del tabaco se originan más de 4.000 productos tóxicos diferentes. Fumar un cigarrillo significa exponerse a numerosas sustancias perjudiciales para la salud y al riesgo de desarrollar una dependencia.

Entre las principales enfermedades relacionadas con el tabaco destacan las siguientes: bronquitis crónica, enfisema pulmonar, cáncer de pulmón, hipertensión arterial, enfermedad coronaria (angina o infarto de miocardio), accidentes cerebrovasculares (trombosis, hemorragias o embolias), úlcera gastrointestinal, gastritis crónica, cáncer de laringe, cáncer bucofaríngeo, cáncer renal o de vías urinarias e impotencia sexual en el varón. En mujeres fumadoras, la probabilidad de sufrir un infarto se multiplica por 10 cuando fuman y utilizan anticonceptivos orales. Además, la menopausia suele adelantarse de 2 a 3 años y aumenta el riesgo de padecer osteoporosis.

Entre los adolescentes, el tabaco adquiere también una singular importancia, puesto que es la segunda droga más consumida y la que más pronto se empieza a utilizar, con una edad media de inicio de 13 años. Los jóvenes que empiezan a fumar no suelen conceder importancia a los efectos que el tabaco producirá sobre su salud a largo plazo, pero existen otros efectos, más cercanos en el tiempo, que han sido demostrados en población juvenil y que pueden constatarse sin necesidad de que exista cronicidad en el consumo de tabaco.

El tabaquismo incrementa en un 70% el riesgo de morir prematuramente por diversas enfermedades derivadas de su consumo. Este mayor riesgo es directamente proporcional al tiempo que se lleva fumando, a la cantidad de cigarrillos que se fuma a diario, a la profundidad de la inhalación del humo y al contenido en nicotina y alquitrán de la marca fumada.

El tratamiento de Alfahuir

En el Centro Antitabaco Alfahuir cuentan con un equipo profesional formado por psicólogos de orientación clínica especializados en tabaquismo y conductas adictivas. Su tratamiento por láser infrarrojo de última generación está basado en la secreción endorfínica del organismo y consigue eliminar el síndrome de abstinencia a la nicotina. Las endorfinas son pequeñas proteínas que actúan como analgésicos endógenos, tienen un efecto sedante y producen una sensación general de bienestar y placer. Al fumar, esta producción natural se inhibe y la persona pasa a depender de una sustancia externa, la nicotina, que consigue producir, artificialmente, ese bienestar que, de forma natural, tendría que proporcionarle su propio organismo.

El láser de diodo de baja frecuencia es completamente natural e indoloro y carece totalmente de contraindicaciones y efectos secundarios. Se aplica sobre terminaciones nerviosas precisas del cuerpo en zonas como orejas, muñecas, cara y manos. El rayo luminoso ejerce un estímulo cutáneo que, a través del sistema nervioso central, activa núcleos neuronales induciendo la secreción de endorfinas en el organismo. Por una parte, se consigue suprimir la dependencia física del fumador eliminando los síntomas de ansiedad y nerviosismo que produce el síndrome de abstinencia. Por otra parte, se logra rehabituar al organismo a producir, de manera natural, la tasa normal de endorfinas como lo hace un no-fumador.

Para ello, se realizan 4 sesiones de media hora aproximadamente y en días consecutivos. Además, se ofrece un refuerzo psicológico con el fin de identificar y evaluar los pensamientos y conductas ligadas al consumo, y ayudar a la persona en la deshabituación al tabaquismo.

El tratamiento incluye también una garantía de un año y una sesión de seguimiento gratuita en caso de que la persona pudiera necesitarlo.