La adicción al tabaco es más fuerte que el instinto de preservar la salud de los hijos. De hecho,la responsabilidad de prodigar buenos cuidados a los vástagos, apartándoles de los productos tóxicos, no se da en casi la mitad de los hogares con menores, donde no existe obligación alguna de cumplir la ley que prohíbe fumar en los parques infantiles y entornos próximos a menores.

Un estudio elaborado por investigadores portugueses que recoge la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) muestra una realidad tan frecuente como ignorada que indica que el 42 % de los niños está expuesto diaria u ocasionalmente al tabaco, ya que un 11 % de las madres y un 26 % de los padres fuman en el domicilio.

El estudio acredita que un número significativo de niños está expuesto a diario a las nefastas consecuencias del humo en su propio hogar, a pesar de la evidencia de que este residuo ambiental es dañino para la salud en todas las fases de la vida y especialmente en la infancia.

Los resultados de esta investigación revelan que un 1 % de las madres y el 37 % de los padres no sopesan las consecuencias a la hora de prender un cigarrillo en su casa. Y que, al menos, el 14 % de los menores reconoce que una de las personas con las que convive (padre, madre, hermano u otro) fuma diariamente en casa. Otro 28 % , ocasionalmente.

"El consumo de tabaco en el domicilio es un factor de riesgo para que los hijos sean fumadores en un futuro", declaró el coordinador del Área de Tabaquismo de SEPAR, el doctor Carlos Jiménez, quien recordó que la exposición pasiva a los contaminantes del tabaco provoca tos, ronquera, disnea, mayor riesgo de infecciones agudas (bronquitis y neumonía) e infecciones respiratorias de repetición y exacerbación de asma.

"Es fundamental mantener la labor divulgadora sobre los daños del tabaco, la necesidad de continuar las campañas de sensibilización social y de impulsar políticas deshabituación tabáquica dado que las cifras de prevalencia de EPOC y cáncer de pulmón son elevadas y siguen creciendo", agregó el especialista.

Aunque sólo un 1,7 % de los alumnos tiene pensado fumar en un futuro, el dato demuestra que todavía no se ha ganado la batalla al tabaco, ya que la media de edad de los encuestados es de 9,14 años, una edad muy precoz para pensar en fumar. Los niños empiezan a fumar a los 13 años y a los 14 lo hacen de forma habitual. Y en este sentido, el doctor Juan Ruiz Manzano, advierte de que "es importante disuadir a los niños de un consumo precoz".