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Manual para saber elegir a la asistenta perfecta

La ingeniera Maya Recio presenta su primer libro, una guía práctica basada en su experiencia internacional de contratar empleadas de hogar y cuidadoras de niños.

Maya Recio echa cuentas y calcula que ha tenido... «diez o quince» asistentas en su vida. Y eso que tiene 38 años. Ella las llama «chicas» y nunca le sale decir empleadas del hogar «porque aunque sea el nombre oficial, no creo que nadie se refiera a ellas de tal forma», sostiene. Filipinas, españolas, ecuatorianas. Las ha contratado de todo color, edad y nacionalidad porque para esta ingeniera de telecomunicaciones catalana de origen asturiano, con vocación internacional, madre de dos niños y una experta en iniciar todo tipo de proyectos vitales y profesionales, la limpieza de la casa es una tarea siempre pendiente. Asegura que, en su caso, tener una asistenta es una «ayuda psicológica» más que otra cosa.

«Por mucho que mi marido ayude en casa, yo prefiero dedicar mi tiempo a hacer cualquier tarea que no sea "pasar" la casa», explica. A base de contratar asistentas en Bélgica, en Estados Unidos, en Londres —«y eso que en la cultura anglosajona no se estila nada; tengo una amiga, con una casa enorme valorada en cinco millones de dólares y no sé cuántos cientos de metros cuadrados que no tiene a nadie que la ayude»— en diversas ciudades españolas, y de recoger testimonios de otras empleadoras como ella y sus amigas, Maya Recio acaba de escribir un libro. Una singular «guía práctica» que se titula «No sin mi asistenta. Guía rápida para tener una empleada del hogar 10». Es su primer trabajo literario.

En esa guía están sus mejores experiencias e ideas sobre cómo buscar a una asistenta, cómo entrevistarla y seleccionarla, cómo establecer prioridades en el cuidado de la casa, cómo solventar los roces, hasta cómo cuidar los aspectos legales de la contratación. «Mi padre es ingeniero y desde muy pequeña, cuando algo no me funcionaba y le decía "papá, este aparato no enciende", él me contestaba: "niña, lee el manual de uso". Fue así como pensé que podía hacer una guía práctica para orientar a la gente. Aunque suene muy crudo, la idea era recopilar ideas desde cómo comunicarte con ellas a cómo resolver conflictos, marcar prioridades o cómo poner un anuncio en la prensa», explica.

Porque, a base de errores, se aprende. La primera lección que Maya Recio aprendió fue que «una chica no es tu amiga, ni tu familia. Ellas a ti te ven como a una empleadora y tú tienes que verlas como a unas trabajadoras». Su primera decepción fue cuando tuvo que despedir a su «chica» filipina, que se había convertido casi en su hermana y había cuidado de sus hijos. «Para mí fue peor que un divorcio. Pensé que nunca encontraría a nadie mejor». Quizás alguien espere ahora que sean sus «chicas» las que hagan el «manual de uso» de una patrona.

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