Efectivamente, la revista American Journal of Epidemiology publica esta semana un estudio que, tras analizar más de 123.000 adultos sanos durante 14 años, concluye: «a más tiempo sentado, menor es la esperanza de vida». Las mujeres que pasaban seis horas diarias de sillón tenían un 37% más de riesgo de muerte, que las que pasaban en inactividad menos de tres horas/día; para los hombres este riesgo fue menor (17%).

Ahora bien, si practicaban algún ejercicio, por poco que fuera, estas cifras disminuían. Sin embargo, si las horas de sentada eran todavía mucho mayores, y los habitantes del sillón no disponían de una mínima actividad, por pequeña que ésta fuera, los riesgos de mortalidad se disparaban en mujeres (94%) más que en hombres (48%). Incluso, al estar sentados, los propios músculos inactivos (las piernas pueden dormirse) inducen señales bioquímicas que ofrecen cambios hormonales que afectan al colesterol, los triglicéridos, y a otros biomarcadores de enfermedad cardiovascular.

La solución a estos problemas es sencilla: practiquen con frecuencia algún tipo de ejercicio aunque sea por poco tiempo. También, estos días aparece en la revista Environmental Science and Tecnology un estudio de la Universidad de Essex que indica que unos pocos minutos de ejercicio al día, pero en ambiente verde (al aire libre), mejora la autoestima. Solo 5 minutos al día, como mínimo, de actividad física verde, como caminar, pescar, montar a caballo, trabajar en el jardín o en el campo, o incluso pedalear en la bicicleta, mejora el ánimo. Sabíamos con anterioridad que el ejercicio al aire libre reducía los riesgos de padecer enfermedad mental, pero hasta este trabajo no estaba cuantificado el tiempo de dedicación: un mínimo de 5 minutos al día, y para todas las edades y niveles sociales. Y además, es barato.

En detalle, el estudio de Essex, indica que todos los ambientes naturales ayudaron a mejorar la autoestima, después de analizar a 1.200 personas en 10 estudios diferentes, incluso los parques de las ciudades. Pero si el ambiente verde estaba provisto de agua (fuentes o ríos) el efecto fue más positivo.

Otro estudio, realizado en Holanda y que aparece este mes en las páginas de la revista Enviromental Health Perpectives, demuestra que ir en bicicleta por la ciudad tiene más ventajas que desventajas, a pesar de la contaminación del aire, que ocasiona problemas respiratorios y cardiacos a los ciclistas, y de los accidentes de tráfico (cuatro veces más riesgo de morir para ciclistas); hay que señalar que los ciclistas respiran el doble de profundo, como mínimo, que los conductores de automóviles.

El estudio incluye además, un análisis donde se hipotetizó lo que ocurriría si medio millón de holandeses adultos cambiaran el vehículo de cuatro ruedas por la bicicleta, para un trayecto relativamente corto, entre 8 y 14 kilómetros. La conclusión del mismo es sorprendente, los beneficios de salud para los intrépidos de la bicicleta eran por lo menos nueve veces mayores que los peligros. Además, este cambio de hábito circulatorio, ofrecía una mayor esperanza de vida (hasta 14 meses) motivada por una mayor actividad física. Con esta tendencia, mejora nuestra salud pero también se reduce la contaminación atmosférica, que en el caso concreto holandés, era nada menos que la retirada de la circulación de 500.000 vehículos.

Subirse en la bicicleta podría ayudar a las mujeres premenopáusicas a «mantener la línea», según investigaciones de la Universidad de Harvard (Boston, EE.UU) que aparecen este mes en la revista Archives of Internal Medicine; al menos, dicen los científicos, «montar en bicicleta» es tan eficaz como «caminar a paso ligero», sin detenerse naturalmente. Los datos del estudio hablan de pedalear entre dos y tres horas a la semana para conseguir no aumentar de peso; el 46% de las mujeres que siguieron la recomendación de pedalear, eran menos propensas a aumentar en más del 5% su peso inicial. Por el contrario, los investigadores indican en su estudio, que caminar despacio (menos de 4,8 kilómetros/hora) no ayuda a mantener el peso.

La recomendación de American College of Sport y CDC (Centers for Disease Control and Prevention), es que todos los adultos deberían de hacer 30 minutos al día de «actividad física moderadamente intensa». Sólo en los EE.UU., el 66% de la población adulta tiene sobrepeso o son obesos, y en adolescentes y niños las cifras son alarmante, el 16%. ¡Levántese, y haga ejercicio!, que las bicicletas no sólo son para el verano. Felices vacaciones.

Más ritmo para logar un mayor esfuerzo

Un estudio de la Universidad de Wisconsin «La Crosse», afirma que escuchar rock, hip hop, «R&B» (rhythm and blues) o «jumping music» durante la clase de gimnasia puede mejorar el ejercicio cardiovascular. Los investigadores creen que si las personas se dejan llevar por el ritmo podrían no darse cuenta de que están trabajando más duro, es decir, bajo la influencia de un ritmo fuerte las personas se esfuerzan más de lo que creen. Por el contrario escuchar un jazz tranquilo no lograría el mismo efecto. Es estudio añade que si las personas eligen sus propias canciones podrían esforzarse aún más. Pero este efecto no se ve con todas las actividades, destacando el pedaleo en bicicleta como el más adecuado para seguir el ritmo. Sin embargo, la música no tiene gran influencia en el ejercicio que se hace al caminar.