La veo más feliz que nunca…

Estoy en un momento muy bueno. Toco madera porque no hay que tentar a la suerte. ¡Que dure!

¿Cuál es su joya para siempre?

Mi pulsera de pedida, preciosa, no me la quito nunca. Que José Miguel Fernández-Sastrón y yo nos hayamos separado no quiere decir nada. Hemos tenido un muy buen matrimonio, nos seguimos llevando muy bien y aunque no pudo ser para toda la vida el tiempo que duró fue muy bueno y, sobre todo, mantenemos una magnífica relación y tres hijos en común. Y veinte años conviviendo en los que nos hemos querido mucho.

¿No tiene la impresión de haberse casado muy joven? Si su hija le viene a los veintiún años queriéndose casar…

Sí, pero mi hija ha tenido una vida muy distinta a la que yo tuve. Yo ya había viajado mucho, me había movido mucho, había vivido sola en el extranjero. Sigo pensando que era muy joven para el matrimonio, pero tenía unos veintiún años un pelín más crecidos que los que seguramente tendrá mi hija cuando llegue a esa edad. ¡Falta mucho todavía! Son otros tiempos.

¿No se casó para ser más independiente?

Para nada. Mi padre todavía vivía y le adoraba. Mi madre es una magnífica ama de casa y con ellos se vivía muy bien, fenomenal, con cuatro hermanos muy divertidos. Era, es una casa en la que siempre pasaba algo. Me fui con pena pero decidí que mi vida estaba con José Miguel.

¿Usted qué es, más Gómez-Acebo o más Borbón?

De físico me parezco más a mi padre, en la voz a mi madre. Quizás deberían decirlo mis hermanos. Lo que es seguro es que tengo peor carácter que mis padres. Mi madre es una mujer de mucho carácter y bien que lo tenga porque le ha hecho falta. Su vida ha sido dura, de mucha lucha.

Muchos creen que es menos dura la vida estando en una posición social privilegiada.

No tiene nada que ver. Cada uno tiene unos problemas que le afectan y no son solo de posición social o de dinero. Cuando una tiene problemas con un hijo y ha de sacarlo adelante sola, el dinero o la posición no sirven para nada. Ahí está el ser humano, solo, la categoría humana, y ante tus hijos tienes que dar lo mejor de tí. El cariño no se paga con nada. El resto, qué quiere que le diga… Para eso Dios nos ha dado dos manos para trabajar y salir adelante.

¿Usted podría trabajar en lo que hiciera falta? ¿O podría vivir sin trabajar?

Podría trabajar en lo que hiciera falta, vendería lavadoras, coches o joyas, lo que hiciera falta. Y eso que soy muy mala vendedora, la peor. En esta vida el tener un trabajo es fundamental, da igual cual sea, mientras se haga con la mejor de las voluntades. No hay trabajo indigno y si traes el pan a casa más todavía.