Estos meses se ha hablado más de usted por su paso por los tribunales que por su carrera, ¿cómo lo está llevando?

No me molesta; sé que somos carne de cañón y que en estas circunstancias se le da más bombo que cuando sacas un disco.

Sí que ha confesado que se ha sentido insultado.

Tengo ganas de que llegue enero y de que todo se aclare, porque entonces podré hablar, ya que hasta que pase el juicio tengo que ser precavido. Pero sí es cierto que hay cosas que no se entienden; a mí me quitan el pasaporte para que no salga del país y a otros les dejan libres; parece que las leyes cada uno las interpreta a su manera, pero no me quiero entrometer en temas de la justicia.

¿Se siente arropado?

Por supuesto, mucho. Es cierto que las noticias hacen daño, porque tengo hijos, nietos, amigos... pero éstos me conocen y no dudan de mí. Yo salgo a la calle con la cabeza muy alta y consciente de que al ser conocido pasa esto. Hay que contar con estos obstáculos en la vida, porque, como yo digo, la felicidad es el ratito que hay entre una putada y otra. Es así.

¿De su agorafobia esta ya recuperado?

Sí, completamente. Fue algo muy puntual y ahora estoy en plena forma.

¿Existe una receta para que una canción perviva, como «Latino»?

¡Si tuviéramos una receta...! Pero no las hay; se hace un disco o un espectáculo con la ilusión de que llegue al mayor número de público posible, pero depende de muchas cosas. Y ahora que estamos en un momento complicado, es difícil.

¿Los conciertos ayudan en estos momentos en el que la industria discográfica está ‘tocada’?

Bueno, también se editan discos, otra cosa son las ventas, que han bajado mucho por Internet y las copias ilegales, nuestro mayor enemigo. Hoy sufrimos esa plaga, pero no sólo los cantantes, sino muchísima gente que está detrás de un disco, desde impresores a productores o publicistas... cada vez cuesta más vender discos. Internet es un buen invento, pero por otro lado está haciendo mucho daño.

En los directos, la subida del IVA no parece una buena solución...

Es algo que no entiendo. La música es cultura y nunca ha tenido subvenciones. En mis treinta y cinco años de carrera nunca he recibido ayudas, cuando sí las reciben directores millonarios para hacer películas. Ahora pasan el IVA del 8 al 21 por ciento y, como están las cosas, que ya cuesta que la gente asista a los conciertos y al teatro, no es desde luego una buena solución.

Después de tantos años, ¿qué es la música para usted?

Es mi vida, soy un privilegiado por hacer lo que me gusta. El éxito es estar todos estos años y seguir estando, con más o menos éxito, pero en una carrera dilatada tiene que ser así. Lo que sé es que cada día tengo más ilusión, a pesar de este momento difícil, porque sé que de esta saldremos. Somos un país grande con gente preparada para salir adelante.