Los caminos del teatro no son inescrutables, son, a veces, imprevisibles. Es el caso de esta producción que surge con motivo de recaudar fondos para la Fundación Mare de Déu dels Innocents i Desamparats (Maides) que ha decidido mostrar el trabajo que lleva a cabo con los más desamparados, que no son otros que enfermos mentales crónicos, sin recursos. Por ello el eje de esta propuesta, encargada a actriz María Albiñana es el padre Jofré, en referencia a quien iniciara hace 600 años esta labor con el Spital dels Ignocents, Folls e Orats, un hospital que le sirvió a Lope de Vega de inspiración para Los locos de Valencia. El padre Jofré, según cuenta la leyenda, era seguidor de la Virgen de los Desamparados.

Albiñana ha huido de hilar una visión historicista. O más bien, una especie de teatro dentro del teatro: un alocado ensayo.

Un ensayo sin tintes pirandelianos, con algunos tópicos que siempre crea esta situación, pero invariablemente yendo a propuestas que agradan al público, como los números musicales. O ese director que ha empeñado su casa en el proyecto. También hay algunas escenas originales, algunos diálogos divertidos, y situaciones pintorescas como la aparición del hombre pequeño, o el tema del empresario ruso, el momento de la prostituta, o los que provoca el vestuario. Ese choque que produce Jofré acompañado por moderno coro de bailarines, o con una Virgen que se quita el manto para aparecer con un body rojo. La puesta en escena está dibujada con esmero y cuidado. Todos los intérpretes, bailarines y actores, participan con entusiasmo y buena letra. Entusiasmo y devoción mostró el público del estreno ante este vía crucis (el señalado ensayo), con milagro final incluido.