Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Turismo

El bikini pudo con la moral en Benidorm

Un libro y un corto recuerdan a Pedro Zaragoza, el alcalde benidormí que logró el apoyo de Franco para legalizar el traje de baño en 1953

A la derecha, rodaje del corto. A la izquierda fotograma que recrea la entrevista en El Pardo. david revenga

Benidorm, años cincuenta. El pequeño pueblo de pescadores empezaba a llenarse de extranjeras ávidas de sol. Siete años antes el ingeniero y diseñador francés Louis Rèard había escandalizado al mundo con el primer bikini («su bañador va a ser más explosivo que la bomba de Bikini», le dijo la stripper ninguna modelo accedió que desfiló con él, de ahí su nombre). Las turistas lo lucían ya sin tapujos. Pero en la España católica y franquista aquella prenda era algo pecaminoso. Lo cuenta Pedro Nuño de la Rosa en su libro El visionario que inventó Benidorm, editado por el ayuntamiento benidormí y presentado ayer en Fitur. Ocurrió en un bar junto a la playa. Una británica fue multada con 40.000 pesetas de la época (el precio de un piso) por vestir «en bragas y sujetador».

Pedro Zaragoza Orts era entonces el alcalde de Benidorm y el suceso le indignó. Consciente de que el desarrollo de la localidad pasaba por el turismo y el turismo, por dos pequeñas piezas de baño, se empeñó en dar carta de libertad vía decreto a las curvas femeninas. Pero topó con los estamentos del Régimen se podía haber jugado la extradición y por supuesto con la Iglesia el arzobispo de Valencia Marcelino Olaechea llegó a abrirle un expediente de excomunión.

Así que una fría madrugada de 1953 el alcalde decidió coger su Vespa y poner rumbo a El Pardo. «Sabía que oponerse al bikini era fracasar. Si quieres que la gente venga a tu pueblo a pasar las vacaciones tienes que estar preparado para acomodarlos no solo a ellos sino también a sus culturas. Desesperado cogí la moto y me fui a ver al Caudillo», así lo contaba el protagonista.

Fueron ocho horas de viaje. Cuentan que el encuentro entre el alcalde y Francisco Franco, en presencia de su esposa Carmen Polo, una de las máximas «guardianas» de la moral, fue tenso. Se rumorea incluso que Zaragoza propuso al dictador un festival de la canción como el de San Remo a cambio de la dichosa prenda de baño. Fuese como fuese, cuando el munícipe a quien Franco llamaría desde entonces «el alcalde de la Vespa» salió de palacio llevaba consigo el plácet del «generalísimo».

De este modo Benidorm se convirtió en la primera villa de España que de facto tenía autorización para el uso del bikini mientras en el resto seguía prohibido. Todavía tardaría entre cinco y siete años en verse por otros lares. Se adelantó incluso a Francia. Beatriz Ledesma, de nombre artístico Beatriz de Lenclós, hoy octogenaria, fue una de las pioneras españolas del bikini en Benidorm. ¡Lo lució dos años antes que Brigitte Bardot en Saint Tropez!

La historia, en la gran pantalla

Seis décadas después, este particular viaje y ese cara a cara del alcalde y el dictador llega a la gran pantalla a través de un corto, «Bikini. Una historia real» de la mano de la productora alicantina Nakamura Films. Dirigido por Óscar Bernàcer, Sergio Caballero (El Secreto de Puente Viejo) da vida al famoso alcalde de Benidorm; Carlos Areces (Muchachada Nui, Águila Roja, Balada triste de trompeta, Los amantes pasajeros) interpreta a Franco, y Rosario Pardo (Doctor Mateo, Cuéntame) se mete en el papel de Carmen Polo. El objetivo de la productora es estrenar la película de cara a la primavera, con un pase en Benidorm y otro en Valencia, y luego presentarla en festivales.

El Ayuntamiento de Benidorm ha querido rendir homenaje a Pedro Zaragoza, a quien se considera también el «padre» del modelo de urbanismo vertical, denostado por unos, alabado por otros, con la aprobación del Plan General del año 56.

La concejala de Turismo, Gema Amor, dijo durante la presentación del libro y el corto en la feria de turismo de Madrid: «Pedro Zaragoza puso los cimientos de lo que hoy es Benidorm, un referente mundial como destino turístico. Un microclima único, una renovada oferta turística, la gastronomía y los deportes náuticos han hecho de Benidorm un oasis turístico en mitad de la crisis».

Compartir el artículo

stats