Orejas heladas, manos acartonadas y sabañones neófitos. El frío lleva un puñado de días con nosotros, pero es justo ahora, con la sucesión de masas de aire polar, cuando las temperaturas mínimas están tocando fondo. En el pasado fin de semana las heladas se extendieron por muchos puntos del interior, con registros incluso llamativos en enclaves que podrían resultar extraños para el público general. Las temperaturas mínimas más extremas no se registraron en Morella o Fredes, sino en determinadas zonas deprimidas de la meseta de Utiel-Requena, que sí podrían entrar en las quinielas porque son de reconocida tradición heladora, y en Bocairent. De un tiempo a esta parte, los bocairentinos se cuelan habitualmente en las noticias que hablan de frío. En las estribaciones de la Sierra de Mariola hay una rambla que es un auténtico congelador 'sí frost'.

Unos aficionados a la meteorología y observadores de la zona, enrolados en la AVAMET, hace unos años constataron que ese rincón tenía mimbres para dejar temperaturas extremas. Por eso la asociación, con ayuda del ayuntamiento de Bocairent, instaló una estación meteorológica que emite datos desde allí en tiempo real desde el año 2016. En la madrugada del pasado 11 de enero llegó a medir -12.9 ºC, que hasta ahora es la mínima del observatorio.

No hace falta gran cosa para que hiele con fuerza en este altiplano. En la madrugada del sábado registró -6.3 ºC, con un pelo de aire frío y viento en calma. Esto último es una condición sine qua non. Las vaguadas marcan las temperaturas más bajas en días anticiclónicos, con un ambiente aparentemente poco hostil. En esas circunstancias, el suelo se enfría por irradiación y el aire frío, al ser más pesado, se deposita en las zonas más hondas. Este proceso es conocido como inversión térmica.

El fenómeno también se ha dejado notar estos días en la 'plana' de Requena. En la tabla de registros extremos en la red AVAMET, tras los datos de la Rambla de Mariola han figurado los observatorios de Campo Arcís o la Finca de San Blas. La meseta requenense es grande y más o menos llana, aunque bascula ligeramente hacia el noroeste. Pues bien, las mencionadas estaciones están justo en la zona más baja, a unos 600 metros sobre el nivel del mar. Una de ellas llegó a marcar -4.4 ºC este fin de semana. «Alguien se dejó la nevera abierta» puede llegar usted a pensar, si desconoce la idiosincrasia local. Hágame caso, las mejores cubiteras están allí, en los majuelos.