Ecologistas en Acción, Fundación ENT y Oceana reclaman al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación cinco medidas clave para evitar el fracaso de la gestión de la pesca de arrastre en el Mediterráneo, incluyendo vedas, reducción de la intensidad pesquera y conservación de fondos de coral. Las ONG presentan estas líneas rojas ante la futura orden que desarrollará el Plan Plurianual para la Pesca Demersal en el Mediterráneo Occidental que son las siguientes: (1) Establecer vedas permanentes y temporales más efectivas para detener la alarmante sobrepesca de la merluza, teniendo en cuenta las diferentes épocas de reproducción en cada área y el número de meses necesario para proteger los alevines. La merluza es la especie más sobreexplotada de esta zona y el Instituto Español de Oceanografía calcula que más del 80 % de las capturas son inmaduros. (2) Reducir significativamente el esfuerzo pesquero (tiempo de actividad y capacidad de los buques) de modo que permita realmente la recuperación de las poblaciones y compense el fraude en la potencia de los motores. Un informe del Tribunal de Cuentas Europeo calcula que el 47 % de los barcos inspeccionados tienen más potencia que lo declarada, por lo que también es imprescindible la elaboración de un plan para acabar con este fraude. (3) Evaluar el impacto antes de autorizar un potencial aumento en las horas de pesca, ya que todas las especies que gestiona esta orden (merluza, salmonete de fango, gamba blanca, cigala, gamba roja y langostino moruno) están sobreexplotadas.

Un aumento de las horas de pesca tendría un impacto sobre el recurso y se traduciría en un incremento del esfuerzo. En la actualidad el arrastre puede faenar un máximo de 12 horas al día. (4) Cumplir con la obligación de desembarque e incrementar la selectividad, dado que el nivel de capturas no deseadas es muy elevado y gran parte de los descartes son ejemplares bajo talla y juveniles. (5) Reducir al mínimo el impacto sobre los ecosistemas marinos vulnerables. Es el caso de la pesquería de gamba roja en zonas de corales amenazados, incluyendo el coral bambú, que se halla en peligro crítico de extinción.