UN CASO REAL

Santos Alcón, el cacereño de 101 años que venció al hombre del saco

En 1937, un vecino de Villa del Campo logra espantar a un misterioso desconocido que quiso beberse la sangre de su hermano, tres días antes de que se marchara a la guerra

Santos Alcón, que el próximo mes de septiembre cumple 101 años.

Santos Alcón, que el próximo mes de septiembre cumple 101 años. / El Periódico de Extremadura

Miguel Ángel Muñoz Rubio

La historia se remonta a 1937 en la localidad cacereña de Villa del Campo, un municipio al noroeste de la provincia en la comarca de las Vegas del Alagón. Allí, los hermanos Santos y Benito Alcón se dedicaban al cuidado del ganado. Cada noche, como era costumbre, tomaban rumbo a una de las fincas y se empleaban a fondo en la guarda de las vacas. Santos tenía 15 años y su hermano, 18, un joven al que (ya con la mayoría de edad) le quedaban tres días para irse a la guerra.

Situados a un lado y al otro de una colina, Santos, que había echado por un momento una cabezada, se despertó al escuchar a Benito hablando con alguien. En la oscuridad de la noche, y sin dejar la gallada, subió la colina y vio a su hermano junto a un hombre que llevaba en una mano un cuchillo (aunque en apariencia no amenazante) y en la otra un pequeño saco con monedas. Contempló cómo Benito no era capaz de reaccionar, de modo que, aterrado pensando que pudiera ocurrirles algo, Santos sacó la gallada, dio un golpe en el brazo al hombre desconocido, que salió huyendo tirando en el suelo el cuchillo mientras las monedas caían una a una por la extensión infinita de la dehesa.

Enseguida Santos preguntó a su hermano qué había ocurrido. "Me estaba diciendo que si me dejaba sacar sangre me daba las monedas", le contó Benito. Y los dos volvieron al pueblo. Con el joven ya en la contienda, a los tres días comenzaron a circular por el pueblo las habladurías de que por allí había pasado 'el hombre del saco', también conocido como 'el sacamantecas', un personaje que se dedicaba a pedir la sangre de niños y jóvenes. Un hechizo que aseguraba que si bebías el rojo líquido acabarías curando tus heridas, sanando tus enfermedades o ganando en años de vida. Con la sangre se traficaba. Se había convertido en un negocio en aquella España de la guerra civil.

Santos no volvió a esa parte de la dehesa. Cambió de finca y de chozo, pero siempre guardaria en su memoria aquel episodio. Pasado el tiempo se casó con Florentina y tuvo dos hijos, Santos y Cristina. Fue vendedor de ganado y chalanero de la feria. Es el hombre más longevo del pueblo. El próximo mes de septiembre cumplirá 101 años coincidiendo con las Fiestas de El Cristo, que precisamente da nombre a la calle donde vive. A su edad, tiene una salud envidiable, sale a pasear, oye y bebe vino de pitarra.

Hace unos días, su nieto Antonio y su bisnieto Beltrán fueron a pasar unos días al pueblo con Santos. Una mañana leyeron en ABC la crítica de una película del director Ángel Gómez Hernández, titulada 'El hombre del saco' y ambientada en la localidad almeriense de Gádor, donde tras muerte de su padre, tres hermanos se mudan con su madre. Pronto descubren que en los últimos meses allí se han producido misteriosas desapariciones de varios niños, y se embarcarán en una aventura a contrarreloj para descubrir la verdad que se esconde tras la terrorífica leyenda del que se conoce como 'El hombre del saco'.

Santos escuchó a los suyos hablar de la película y rápidamente les relató, con todo detalle, el episodio que él y su hermano Benito vivieron en 1937 cuando había hombres reales con sacos reales, dispuestos a beberte la sangre. Por suerte, el centenario de Villa del Campo logró espantar, con su gallada, a la fiera de la dehesa cacereña.

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