Un soldado setabense de 22 años, R. S. M., murió ayer al caer al río Túria una tanqueta del Regimiento de Caballería Lusitania 8 que regresaba a su base, en Marines, y que se despeñó desde el puente de la CV-50 que salva el cauce a su paso por Vilamarxant. La investigación judicial no ha hecho más que empezar, pero todo apunta a una distracción del conductor, que resultó herido. La Guardia Civil de Tráfico de Valencia está instruyendo las diligencias para establecer las causas del siniestro, cuya responsabilidad dirimirá el Juzgado de Instrucción número 3 de Llíria.

El accidente sobrevino pasadas las once y cuarto de la mañana de ayer cuando la columna militar atravesaba el puente. El conductor de la tanqueta, un Blindado Medio sobre Ruedas (BMR) que formaba parte de un convoy militar del Lusitania que regresaba de unas maniobras en Benagéber, perdió el control sobre el vehículo, que se desvió a su derecha saltó el bordillo y chocó contra la valla de protección. El piloto corrigió la dirección y evitó la salida de vía, pero la maniobra fue demasiado brusca y la tanqueta, "con el eje completamente volcado, invadió el carril izquierdo, rompió la valla de ese lado y cayó al agua", según explicó el teniente de la Guardia Civil de Tráfico Antonio García.

El BMR, de 17 toneladas de peso, quedó boca abajo, con las ruedas al aire y cuatro de sus cinco ocupantes -un sargento y cuatro soldados- atrapados en su interior. El quinto, que viajaba en la parte superior del blindado, al cargo de la ametralladora, salió despedido y sufrió contusiones.

El responsable del convoy pidió ayuda a emergencias, que envió a bomberos del Consorcio Provincial de los parques de l'Eliana, Paterna, Chiva y Valencia, así como a la Guardia Civil de Tráfico y varias ambulancias. Mientras, los compañeros de los accidentados descendieron con varios BMR más por un camino de tierra hasta el río e iniciaron las labores de rescate. El sargento y otro soldado lograron salir por su pie, pero dentro permanecía atrapado otro soldado -el conductor-, además del cuerpo sin vida de R. S. M., que viajaba en la parte trasera derecha del vehículo.

Tres tanquetas ataron cables de acero al vehículo siniestrado y lograron izarlo hasta dejarlo de costado. A partir de ahí, fueron los bomberos quienes lograron sacar al herido, que tenía las piernas aprisionadas y no se podía mover. "Estaba muy nervioso, porque apenas podía respirar. El agua le llegaba al cuello", explicó uno de los participantes en el rescate. Hace apenas dos semanas, el nivel del cauce era casi medio metro más elevado, lo que a buen seguro habría agravado el balance de víctimas del siniestro de haberse producido en ese momento.

Prueba de alcoholemia negativa

Una vez rescatado, el soldado fue evacuado junto con los otros dos heridos al Hospital Nou d'Octubre de Valencia. Los tres, de 22 y 23 años, sufrieron contusiones y su estado no reviste gravedad. El tercer herido -el sargento, de 30 años- fue atendido en el lugar de los hechos, y fue el primero en declarar ante la Guardia Civil de Tráfico.

El teniente confirmó que el vehículo no circulaba a velocidad excesiva y que el conductor dio negativo en la prueba de alcoholemia.

Una vez asegurados los heridos y extraído el cadáver del soldado fallecido, que fue trasladado al Instituto de Medicina Legal de Valencia, el resto de los componentes del convoy militar se centró en recuperar todos los componentes exteriores del blindado que se habían desprendido por el fortísimo golpe. El mayor problema fue recuperar la ametralladora, que se partió y acabó hundida a varios metros del lugar del impacto, aunque finalmente fue encontrada y extraída del agua.

La columna militar había estado realizando un ejercicio que se enmarca dentro de la preparación del Lusitania para su despliegue en Líbano, previsto para el próximo mes de agosto.