El caso de Alcàsser no es el primero. Ni siquiera el más grave. El 17 de febrero de 2002, una banda de ladrones sustrajo nueve revólveres del calibre 38 y una pistola del 9 del interior del armero del retén de la policía local de Godella. En ese momento, el ayuntamiento, que alberga las dependencias policiales, estaba vacío, porque era domingo y porque los dos únicos agentes en servicio patrullaban la calle. Jamás se detuvo a nadie por el robo, aunque sí se recuperó la pistola, una Compact SP que fue encontrada en el domicilio de uno de los presuntos integrantes de una banda de atracadores desarticulada medio año después, en agosto de 2002. En su piso, en Valencia, fue encontrado, además, un subfusil Z-70 del Ejército de Tierra español, que formaba parte de un lote de cuatro ametralladoras iguales robadas durante el fin de semana de Pascua de ese año, entre el 5 y el 8 de abril. Existieron sospechas de que tras ambos robos se encontraba la banda de-sarticulada el siguiente agosto, pero la Guardia Civil no reunió pruebas suficientes y no pudo llegar a imputarles esos delitos. Como en el caso de Alcàsser, el ladrón no forzó la cerradura del armero, aunque los investigadores del instituto armado no llegaron a aclarar si ese hecho se debió a que el ladrón utilizó una copia de las llaves o si, por el contrario, abrió con el método del resbalón. t. domínguezvalencia