El camionero encarcelado el pasado 10 de febrero por supuestamente atropellar y matar a un vigilante de una empresa de zumos de Albal fue excarcelado ayer para participar en la reconstrucción de los hechos. La diligencia fue ordenada por la juez de Instrucción número 4 de Catarroja que instruye el caso y que ha solicitado a la Guardia Civil la elaboración de una reproducción en 3D de la sucesión de hechos que derivaron en la muerte de Antonio Hernández, de 59 años.

La reconstrucción, dirigida por la juez, dio comienzo a las 7.30 horas y se prolongó más allá de las 14.00 horas. Desde su primera intervención, el acusado, Jesús Alfredo R. M., de 34 años y vecino de Málaga, trató de convencer a la comisión judicial de que había atropellado al vigilante sin darse cuenta de que se le cruzaba delante del camión. Sin embargo, todas las pruebas periciales y mediciones, así como las comprobaciones de visibilidad desde la cabina, influencia del sol y posición de víctima y autor, desmintieron su versión.

Nada más llegar a la explanada de la empresa Frusa, dedicada a la elaboración de concentrados de zumo de naranja y situada en la pista de Silla, el acusado fue bajado del furgón policial que lo había traído desde la cárcel de Picassent, y con su camión colocado sobre la báscula, como aquel 9 de enero por la mañana, dio comienzo la reconstrucción.

El primero en participar fue prescisamente el presunto autor del atropello, quien incluso negó haber protagonizado la sucesión de agresiones que rememoran el resto de empleados. Tal como publicó en su momento Levante-EMV, el camionero había pernoctado con su camión dentro de la empresa y, por la mañana, cuando pretendía irse, fue recriminado por el subdirector de la firma, a quien llegó a pegar, según explicó él mismo a la juez.

El camionero, según dejaron patente de nuevo ayer los testigos antes la juez y el resto de la comisión judicial —dos abogados de la defensa, dos de la acusación particular, el fiscal, agentes del equipo de Policía Judicial de Alfafar, del laboratorio de Criminalística de Valencia y de la unidad de Infografía Forense desplazados desde Madrid—, trató de irse y, por el camino, agredió a otro empleado, un hombre mayor, que también testificó ayer.

Luego, con el camión aún en la báscula pero ya arrancado, intentó que le dieran el albarán de la descarga del día anterior, pero el vigilante se lo negó y trató de pararlo para evitar que se fuera.

«Para que lo vas a matar»

Jesús Alfredo R. M., según coinciden los testigos, se subió a la cabina y el vigilante comenzó a golpear con la defensa la puerta del conductor, a lo que el acusado respondió arrojándole una llave inglesa, tras lo cual inició la marcha. En ese punto, el acusado mantiene que la víctima se le cruzó ante el camión y que lo arrolló sin percatarse de su presencia cuando ya iba circulando.

Sin embargo, durante las sucesivas intervenciones de los diferentes testigos en la reconstrucción de ayer, entre ellos un joven que fue quien trató de frenarlo en el último momento, quedó claro que el vigilante no podía golpear la puerta y al mismo tiempo, con el camión en movimiento, cruzarse delante de él.

Así, la reconstrucción sirvió para deducir que la víctima sólo pudo correr ante el vehículo —pretendía cruzar por delante para hacerlo parar y para poder subirse al camión por la puerta del copiloto— porque el chófer detuvo inicialmente el tráiler y, cuando el vigilante ya estaba delante del morro, reinició presuntamente la marcha.

El empleado más joven explicó que vio cómo lo arrollaba con la primera rueda delantera izquierda y que, desesperado, le golpeó la ventanilla gritándole: «Para, cabrón, para que lo vas a matar». El testigo insistió ayer en que, lejos de detenerse, aceleró y escapó, arrollando a su paso con las ruedas de la parte izquierda de al menos tres de los cinco ejes a su víctima, que murió en el acto.

En la segunda participación del camionero en la reconstrucción, éste trató de convencer a la juez de que, desde su posición, ni vio al vigilante cruzarse, ni escuchó al empleado cuando le advertía de que lo iba a matar. Un guardia civil permaneció en la cabina para comprobar que sí se veía y escuchaba lo que sucedía a menos de un metro de él, aunque queda en el aire si hubo intención o no de matar. Nada más terminar, el acusado fue devuelto a la cárcel de Picassent.

Grabaciones en vídeo desde distintos ángulos

Agentes de Criminalística de Madrid y Valencia grabaron toda la reconstrucción con cámaras de video y tomaron fotografías que, junto con las mediciones lineales y topográficas tomadas en la escena de los hechos, servirán para montar una recreación en 3D de la muerte del vigilante. La Guardia Civil cuenta con una única unidad de Infografía Forense, con sede en el Laboratorio Central de Criminalística, en Madrid, cuya intervención ya ha sido crucial en numerosos casos, sobre todo en terrorismo y en homicidios. El informe tardará unos cinco meses en estar listo. t. d. albal