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Quince meses de instrucción han bastado al juez número 3 de Picassent para redactar, con todo lujo de detalles, el auto de procesamiento contra los seis presuntos implicados en el asesinato de un traficante de Sueca, Jorge Solaz Jiménez, alias El Tencó, a quien dieron muerte el 4 de junio de 2010 cuando se vieron reconocidos por la víctima en el momento en que pretendían robarle alrededor de 10 kilos de cocaína.

El au o explica cómo los cuatro principales acusados -Adrián R. L., autor confeso del crimen material; Juan Miguel M. A.; José Manuel V. M.; y Juan C. G.-"urdieron un plan de robar cierta cantidad de cocaína a Jorge Solaz (...), quien se dedicaba al narcotráfico de cocaína". Para ello, explica "iban a aprovechar la confianza que Jorge Solaz tenía con Adrián R. L." -habían hecho negocios antes-, por lo que el último le dijo a la víctima que tenía un posible comprador.

La idea era que, cuando llegasen al lugar de la cita, los otros tres -Juan Miguel, José Manuel y Juan-, "dotados de pasamontañas, darían una paliza tanto a Jorge como a Adrián, de forma que aparecería que ambos habían sido engañados, no se podría descubrir la identidad de los autores del robo y posteriormente se repartirían el botín".

Sin embargo, las cosas se torcieron cuando llegaron al chalé que les dejó otro de los procesados, Lionel V. G., a quien el sexto acusado, Francisco G. C. -amigo de los cuatro primeros-, había prometido cobrar "en dinero o en droga" la cesión de la casa "para realizar un trapicheo".

Antes de nada, Adrián había entrado en casa de El Tencó, donde observó "al menos 10 kilos de cocaína" y luego lo vio salir con una bolsa de deporte para acompañarle a la cita. Lo que no sabía ni Adrián, ni sus presuntos cómplices, es que Jorge Solaz no se había fiado y no llevaba en la bolsa ni un gramo de cocaína.

Al llegar al chalé de la familia de Lionel, en Silla, y tal como habían planeado, convencieron a El Tencó para que bajase al sótano y "al girar las escaleras, Juan Miguel, Juan y José Manuel" se abalanzaron sobre ambos "y comenzaron a darles una paliza en la que se utilizó incluso una porra eléctrica". Mientras lo golpeaban, "Jorge reconoció por la voz a Juan C. G. a quien llamó en voz alta por su apodo".

La ejecución del asesinato

Juan y Adrián huyeron escaleras arriba, mientras los otros dos continuaban golpeando a su víctima "hasta dejarlo en grado de semiinconsciencia". A continuación, mantuvieron una reunión Adrián, Juan, José Manuel, Juan Miguel y Francisco G. C. en la que "decidieron conjuntamente que debían dar muerte a Jorge, ya que los había reconocido y podían existir represalias en caso de que se mantuviera vivo". Y agrega el juez: "La voz cantante en dicha reunión la llevó Juan Miguel M. A., quien decidió los papeles que todo el grupo iba a jugar en la ejecución del asesinato".

Envió a Adrián y a Juan a comprar gasolina y cinta americana, con la que Juan y José Manuel, tras haber seguido golpeando a la víctima, maniataron a ésta. Mientras unos cogían una pistola "del interior de un bote de pastillas de gimnasio de Juan Miguel", Adrián fue a por el vehículo de la víctima, un BMW de la serie 5, y lo metió marcha atrás en el garaje del chalé. Juan Miguel y José Manuel "introdujeron a Jorge en el maletero", y alguien metió la pistola en el mismo coche.

Entonces, Juan C. G. cogió su Seat Altea "como lanzadera", para abrir paso al segundo coche, el BMW que, relata el juez, conducía Adrián. Al llegar a un campo de motocross de Llombai, "Adrián cogió la pistola, se dirigió al maletero, lo abrió y, dirigiendo el cañón hacia la cabeza de Jorge, disparó causándole la muerte. Seguidamente, cerró el maletero y, entre Adrián y Juan, rociaron todo el vehículo de gasolina y lo prendieron con el cadáver de Jorge dentro del maletero".

El intento de robo de la droga

Entretanto, Juan Miguel y José Manuel habían ido a casa de El Tencó para "robar la droga", aunque el juez admite que "se desconoce si fínalmente accedieron" a la vivienda. Mientras, Francisco y Lionel quedaron encargados por Juan Miguel para "limpiar los restos de sangre" y ordenar toda la casa de Silla. Posteriormente, Francisco acudió con una bolsa de gasolina a un túnel próximo al polígono de Almussafes siguiendo órdenes, una vez más, de Juan Miguel y allí, en unión de éste y de José Manuel, "quemaron los pasamontañas, la bolsa deportiva de Jorge, los restos de cinta americana y los utensilios empleados en la ejecución de los hechos".

Sólo tres meses después, el grupo de Homicidios de la Guardia Civil de Valencia identificaba y detenía a los seis presuntos implicados en la trama, que fueron entregados al juez el 17 de septiembre de 2010. Adrián, Juan Miguel, Juan y José Manuel esperan en prisión el juicio que celebrará la sección tercera de la Audiencia de Valencia posiblemente después del verano, una vez que ese tribunal dé el visto bueno al auto de conclusión del sumario y las partes emitan sus conclusiones provisionales.