La última pista fiable sobre Javier Abil fue su salida, sobre las cuatro de la madrugada, de un pub del Grau en compañía de tres jóvenes rubios desconocidos. La imagen fue captada por una cámara y fue la base sobre la que comenzó la investigación del grupo de Homicidios. Gracias a esas pesquisas se cree que la víctima conoció esa misma noche a los tres jóvenes, uno de los cuales tiene antecedentes, y que accedió a acompañarlos al piso de uno de ellos, en la calle Camí Vell del Grau, para continuar todos juntos la fiesta una vez cerrado el bar.
En un momento determinado, las cosas se torcieron y uno de ellos acabó presuntamente con la vida de Javier, al parecer a cuchilladas. A partir de ahí, decidieron deshacerse del cuerpo descuartizándolo y guardando los restos en bolsas de basura que metieron en el maletero de un coche, con el que se desplazaron esa noche hacia el sur, hasta llegar al paraje donde ayer fueron encontrados los restos de la víctima, que arrojaron al barranco y cubrieron de maleza.
La finca donde presuntamente se cometió el asesinato fue registrada el lunes durante cuatro horas por la Guardia Civil. Los agentes se llevaron «muchas bolsas y cajas con cosas», detalla una vecina, quien admite que apenas conocía «al chico que vivía ahí desde hacía 3 ó 4 meses, y que casi no hablaba castellano». Los investigadores han encontrado indicios suficientes que refrendan la confesión del detenido, así como evidencias del crimen en la vivienda de alquiler, ubicada a poco más de kilómetro y medio de donde estaba el coche de Javier.
