La Guardia Civil ha desarticulado en Valencia, Alicante y Barcelona una red que desde hacía años se había especializado en el tráfico de armas y uno de cuyos principales integrantes es al parecer un guardia civil destinado en el puesto de Benaguasil. Los doce detenidos en distintos municipios del Camp de Túria „algunos no están imputados por tráfico o tenencia de armas, sino por otros delitos„ pasaron ayer a disposición del juez que ha coordinado la investigación, el titular del Juzgado de Instrucción número 5 de Llíria. Los agentes se han incautado de decenas de armas largas, cortas y de miles de cartuchos de casi todos los calibres, y han desmantelado el taller clandestino donde las ponían a punto antes de su venta clandestina.
La investigación, llevada a cabo por el Servicio de Información de la Comandancia de Valencia, comenzó hace alrededor de ocho meses, a raíz de una operación desarrollada en otra comunidad que puso al descubierto la posible implicación de un guardia civil destinado en Valencia.
El agente, de 44 años y adscrito al área de Seguridad Ciudadana, ha estado siendo investigado estrechamente por el Servicio de Información hasta que el pasado lunes se puso en marcha la fase de explotación con la detención del guardia en Benaguasil y de once personas más en la Pobla de Vallbona, Gestalgar y Pedralba, a las que se suman los arrestos de otros dos presuntos implicados en Alicante y en Barcelona.
Los investigadores realizaron ocho registros simultáneos en domicilios, establecimientos y una nave industrial, sita en la Pobla de Vallbona y dedicada a carpintería metálica, donde la red modificaba supuestamente las armas para proporcionarles la capacidad de disparar fuego real. El registro de la nave, realizado en presencia del secretario del citado juzgado, permitió intervenir la maquinaria „tornos y fresadoras„ que presuntamente empleaban para alterar las armas.
Inutilizadas y de fogueo
De las investigaciones practicadas hasta ahora se desprende que la organización compraba tanto armas inutilizadas „reales en su origen y manipuladas para no poder disparar una vez terminada su vida legal„ como simuladas o de fogueo, aunque en otras ocasiones se cree que también han gestionado la venta de armas robadas. Las primeras pueden proceder de coleccionistas o de armas que han sido entregadas para subasta por sus propietarios, y habitualmente vuelven a convertirse en reales cambiando alguna de las piezas fundamentales en la acción del disparo (el cañón, la aguja percutora?). De hecho, la maquinaria intervenida en la carpintería metálica habría servido para este fin.
En cuanto a las simuladas, la red desmantelada las dotaba presuntamente de esas mismas piezas hasta convertirlas en armas capaces de disparar munición real. La organización compraba a todo tipo de vendedores y luego colocaba las armas a clientes que llegaban a ellos mediante el boca a boca.
