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Auto judicial

El juez acordó la prisión del ladrón de los cinco euros para evitar que reincidiera

En el auto argumenta que el derecho se ha mostrado «muy flexible» con el acusado y por ello no ha reflexionado sobre su delito

La prisión provisional acordada para el joven acusado de robar cinco euros a un taxista en Valencia colocándose una navaja en su propio cuello responde, según refleja el auto judicial, a «la expectativas de la reproducción de la conducta». Así, según argumenta el titular del Juzgado de Instrucción número uno de Valencia, hasta ahora «la respuesta del derecho penal ha sido ciertamente flexible o poco rigurosa por las circunstancias particulares de este ciudadano». Como ya explicó Levante-EMV ayer, el joven, de 26 años, padece un «retraso mental ligero» y una discapacidad del 44 por ciento.

Así, el juez entiende que esta flexibilidad anterior con el acusado, quien cuenta con seis antecedentes por hechos similares, «ha generado en el sujeto esa falta de reflexión acerca del desvalor que supone la comisión de este tipo de hechos». Por todo ello y debido a que el detenido utilizó una navaja como elemento intimidatorio, como ya informó este periódico, el juez acordó la prisión provisional, comunicada y sin posibilidad de fianza. «El temor a la reiteración es verdaderamente algo muy fundado y objetivamente previsible con una intensidad muy notable», remarca en su auto el juez.

Además, pese a lo nimio de la cuantía sustraída -apenas cinco euros- , el juez se justificó en que se trata de un robo con violencia, ya que esgrimió una navaja y en el que existió una amenaza verbal por parte del acusado. «Al final voy a tener que cortarle el cuello a un taxista», manifestó éste según la declaración ante la policía del taxista. Aunque como ya explicó ayer este periódico, el joven se colocó el arma blanca en su propio cuello y en ningún momento trató de agredir a su supuesta víctima.

Asimismo explica que la medida de prisión adoptada fue a instancias del Ministerio Fiscal y que en el informe del médico forense se especificaba que el «retraso mental ligero» y el «trastorno de la afectividad» que padece el arrestado no afectaban a «su capacidad cognitiva y volitiva» cuando cometió los hechos. Lo cierto es que el joven, que se gana la vida ayudando a sus padres en un mercadillo ambulante, se encuentra en prisión tras robar cinco euros que se gastó en un par de cervezas.

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