La Audiencia de Alicante ha absuelto a un acusado de violar a su ex pareja en Bigastro porque él pensaba que estaban practicando «bondage», según la sentencia a la que ha tenido acceso este diario y que describe con detalle que se trata de una práctica sexual que se caracteriza por la búsqueda del placer mutuo a través de la «dominación, la sumisión o el masoquismo». El fallo declara probado que la pareja solía tener relaciones sadomasoquistas y que el procesado no vio nada en esa ocasión que le hiciera pensar que esta vez las cosas eran diferentes.

«La sala alberga serias dudas de que realmente el acusado fuera consciente de la ilicitud de su conducta y de que obraba en realidad sin el consentimiento de su pareja», argumenta el fallo. Así las cosas, las pretensiones del fiscal, que pedía diez años de cárcel por un delito de agresión sexual, se han disipado por completo al aplicarle la eximente completa de «error invencible», esto es, actuar bajo una creencia errónea que condiciona por completo la conducta. Por tanto, su actitud no merece reproche penal al creerse el tribunal su versión de los hechos.

Ella se opuso y él la sujetó

Los hechos ocurrieron en Bigastro en octubre de 2014. Acusado y víctima, él de 21 años y ella de 17, habían tenido una relación de pareja de seis meses, en la que las relaciones sexuales se basaron en la toma de sustancias estupefacientes y la práctica del «bondage», según declara probado la sentencia. La relación terminó después de que ella sorprendiera a su novio con otra chica. En ese tiempo, la joven conoció a otra pareja que la trataba bien y que tenía otra manera de mantener relaciones.

El día de los hechos la denunciante volvió a quedar con su anterior pareja en la casa de éste. Una vez allí, estuvieron fumando porros en la terraza y comenzaron a tocarse. Según la sentencia, cuando la joven empezó a decir que no a su ex pareja, éste interpretó que su negativa formaba parte del juego del bondage. «Dado que esto era lo habitual, el acusado pensó que esta vez no era diferente», dice el fallo. El joven la agarró de las muñecas, le quitó las mallas y la cogió del cuello para que le hiciera una felación, sin conseguirlo, por lo que acabó penetrándola vaginalmente en el suelo.

La sala señala que, hasta esa fecha, todas las prácticas de «bondage» habían sido admitidas voluntariamente por las dos partes y en esta ocasión la violencia no sobrepasó la de las otras ocasiones, por lo que el acusado no tenía manera de saber que realmente ella no quería.

El fallo incide en que a los dos se les preguntó si los dos tenían estipulada alguna clave o contraseña para que el otro supiera que no querían continuar y ambos dijeron que no. La denuncia se interpuso a instancias de la madre de la víctima cuando ésta le contó lo ocurrido.