Arrepentido y afectado por el accidente que él mismo causó en junio de 2015, en el que murió una mujer de 71 años y otras 16 personas resultaron heridas, después de que perdiera el control de su motocicleta y ésta arrollara la terraza de una cafetería llena de gente en la avenida Burjassot de València.

Así se mostró ayer en el juicio el joven motorista de 30 años, quien se enfrenta a una petición de pena de cuatro años de prisión por un delito de conducción temeraria en concurso con el de homicidio por imprudencia grave, así como de nueve delitos de lesiones.

La motocicleta, de 750 cc, salió despedida sin control alguno contra la acera, en la que se encontraban las mesas y sillas de una cafetería, donde varios clientes estaban tranquilamente esa tarde del 29 de junio de 2015 tomándose una horchata u otros refrigerios, como así relataron ayer algunos de los testigos citados.

«Me levanté y no sabía lo que había pasado, ni dónde estaba la moto», confesó el acusado, quien enseguida trató de ayudar a los heridos. «Había un carrito y gente en el suelo, y cuando vi que una mujer estaba con su bebé en brazos me tranquilicé», admitió entrecortado, consciente de que, además de la septuagenaria que perdió la vida, el siniestro podía haberse cobrado más víctimas mortales.

Esa tarde el joven había salido de trabajar y volvía de comprarse un teléfono móvil. Tras parar en un semáforo para comprobar si le quedaba dinero, asegura que reanudó la marcha y pasó por el hueco que quedaba entre un autobús y un vehículo estacionado en doble fila en la citada avenida Burjassot, metros antes del lugar del siniestro. «Al pasar me salió de golpe un coche blanco y aceleré un poco para esquivar el obstáculo», recuerda tratando de justificar los motivos por los que perdió el control de la motocicleta.

«Siempre he ido a la velocidad que toca, iba en primera y de 50 seguro que no pasé, a lo mejor en el momento de acelerar me puse a 65 o 70», admitió. El fiscal considera que el motorista «circulaba a una velocidad excesiva e inadecuada».

De hecho, el grupo de Atestados de la Policía Local estableció en su informe una velocidad entre 78 y 107 kilómetros por hora en un tramo cuyo límite es 30 km/h. La Fiscalía también atribuye a la falta de experiencia del acusado el siniestro. Él mismo reconoció que la usaba esporádicamente desde hacía cuatro meses y que las prácticas antes de sacarse el carné fueron seis años atrás. En todo ese tiempo solo probó una en un concesionario.