El juicio por la muerte de un hombre frente al Hospital La Fe de València, asesinado de una paliza y dos cuchilladas en presencia de su hija de cuatro años en febrero de 2016, llega a su fin y las acusaciones han puesto hoy sobre la mesa las pruebas, indicios y testimonios que hay contra los acusados para que los miembros del Jurado Popular reconstruyan el puzzle de este brutal crimen.

Aunque inicialmente eran once acusados, las acusaciones particulares retiraron los cargos contra la novia de uno de los procesados, ya que no participó en modo alguno. Asimismo, la Fiscalía que solicitaba una pena de quince años para cada uno de los diez procesados, ha rebajado la petición de condena para los dos hermanos Lanuza, a quienes considera ahora únicamente como cómplices. Así, aprecia la circunstancia atenuante cualificada de confesión y pide para ellos una pena de cinco años de prisión al haber colaborado en aclarar lo sucedido.

Abuso de superioridad.

Los hechos son constitutivos de un delito de homicidio con el agravante de abuso de superioridad ya que la víctima, Javier Redondo Calero, de 33 años, fue abordado por un grupo numeroso de personas, como así aseguran los testigos, quienes desmienten la versión de aquellos acusados que apuntaban a solo un agresor.

De hecho, un testigo refrendó que vio a varias personas agazapadas en los matorrales del Bulevar Sur, identificando a alguno de los acusados. Poco después se produjo la brutal agresión. Los forenses del Instituto de Medicina Legal de València concluyeron que además de las dos cuchilladas tenía otros dos intentos en un mismo punto que al tocar con la costilla no profundizó en su víctima y la cara destrozada por los golpes. Asimismo, había marcas compatibles con el uso de una porra extensible.

Una deuda de tres kilos de marihuana

Respecto al autor material de las cuchilladas, la fiscal sostiene que aunque está convencida que fue ´El Purru´ quien le asestó las puñaladas, como así apuntaron dos de los acusados, "todos tenían la clara intención de matarlo, no solo de darle un simple escarmiento". Así, se lo hicieron saber a la madre del fallecido cuando la amenazaron con matar a su hijo por una deuda de tres kilos de marihuana.

El ´clan de Benimàmet´

Entre los acusados se distinguen claramente tres grupos. Por un lado están los dos hermanos Lanuza, a quienes el resto de acusados supuestamente utilizaron "como cebo", según la Fiscalía, para propiciar el encuentro con la víctima, con la excusa de aclarar una deuda por el arreglo de una moto. En un segundo grupo estarían los miembros del llamado ´clan de Benimàmet´, que se encontraban enterrando a un familiar y acudieron a la cita en una furgoneta. Éstos no niegan haber estado presentes en el lugar de los hechos, y previamente en el aparcamiento de Bonaire donde iba a tener lugar en un primer momento el encuentro, pero niegan haber participado en la agresión. Por último estarían "el Purru´ y su hermano, quienes incluso niegan haber estado presentes.

La defensa de estos últimos aportó el primer día del juicio una serie de documentos para tratar de acreditar que sus clientes no estaban en el lugar del crimen, aunque el letrado de la acusación particular Juan Carlos Navarro desacreditó tales supuestas pruebas que jamás habían sacado a relucir antes de la vista oral y que tampoco refrendaron con testigos que mantuvieran esta supuesta coartada.

"Con acento rumano"

Entre los testigos hubo alguno que manifestó que los autores de la paliza parecían rumanos, e incluso que le pareció que hablaban en este idioma. A ello se aferran las defensas para tratar de crear la duda razonable introduciendo la posibilidad de un cuarto grupo con el que supuestamente tuviera algún desacuerdo la víctima. Sin embargo, la novia de uno de los procesados admitió en la vista que algunos de los miembros del "clan de Benimàmet" hablaban entre ellos "caló", que puede parecer muy similar al rumano, desmontando así esta inoportuna confusión.