A escasos cien metros del edificio donde apareció el cuerpo de una mujer de 50 años que llevaba veinte días muerta se produjo en octubre de 1991 otro macabro hallazgo. La Policía acudió a un inmueble para investigar un posible robo y en una de las habitaciones encontraron el cadáver momificado de un hombre que llevaba muerto casi 17 años. Murió durante la Navidad de 1974, cuando tenía 67 años, y hasta 1991 nadie entró en la vivienda. El año de su muerte se despidió de unas vecinas a las que dijo que iba a pasar la Navidad con sus hermanas. Nunca llegó a viajar. Tenía el equipaje preparado y murió en su cama de un infarto. Un ladrón entró a robar en 1991 y así descubrieron el cuerpo.