El pedófilo descubierto cuando fotografiaba a escondidas niños de corta edad en la playa de Pinedo, en septiembre de 2016, ha sido finalmente detenido por la Guardia Civil después de que el análisis del dispositivo y de sus sistemas de almacenamiento hayan permitido establecer que llegó a acumular cientos de archivos de contenido pedófilo, según fuentes de la Comandancia de València.

El supuesto delincuente sexual fue arrestado el pasado jueves, 2 de mayo, en Alzira, y después fue trasladado a su domicilio, en Castellar, donde los investigadores del equipo de Policía Judicial de Alfafar realizaron un registro que les permitió confiscar más cámaras fotográficas, ordenadores, DVD, tarjetas de memoria, entre otros soportes informáticos. De momento, se han verificado más de cien archivos de vídeo de contenido pedófilo, pero los agentes creen que hay mucho más.

Buena parte de ese material, del que se está comprobando si ha sido compartido a través de internet, había sido borrado por el arrestado, que tiene 52 años de edad. Sin embargo, especialistas de la unidad de nuevas tecnologías del laboratorio de Criminalística de la VI Zona han logrado recuperarlas.

La investigación comenzó en septiembre de 2016, cuando varias personas alertaron a la Guardia Civil tras sospechar de un hombre que estaba en la playa de Pinedo y de quien aseguraron que observaba de manera compulsiva a los menores que estaban en las inmediaciones.

Una patrulla del puesto del Perellonet acudió al lugar e identificó al sospechoso, tras lo cual revisaron su vehículo. En el interior, encontraron varias cajas de cereales agujereadas. Las perforaciones coincidían con el diámetro del objetivo de la cámara que le intervinieron, por lo que dedujeron que usaba las cajas para grabar y fotografiar a los niños en bañador o sin ropa sin ser descubierto.

La juez de Instrucción número 16 de València, en quien recayó la causa, autorizó en su momento el estudio de la tarjeta de memoria de la cámara, un proceso que se ha dilatado en el tiempo por la necesidad de recuperar los datos borrados.

Condenado por violar a una niña

La detención del supuesto pedófilo de Castellar no es el único caso de agresores sexuales a menores que trascendió ayer. El TSJ informó también ayer de la condena a 12 años de prisión impuesta por la sección segunda de la Audiencia de València a un joven de 21 por agresión sexual tras violar a una niña de 13 con la que había iniciado una relación sentimental unos días antes. La Sala le prohíbe acercase o comunicarse durante 13 años con la víctima, a la que deberá indemnizar con 9.000 euros por los daños morales que sufrió la menor, y le impone además cinco años de libertad vigilada.

Los hechos sucedieron el 7 de julio de 2017 cuando el acusado invitó a su domicilio a la menor, con la que había iniciado una relación afectiva días atrás. Según el relato de hechos probados que hace la sentencia, el condenado conocía «perfectamente» la edad que tenía la niña y aprovechó que se encontraban solos en casa para llevarla a su habitación y obligarla a mantener relaciones sexuales.

Los magistrados explican en el fallo, que puede ser recurrido, que la víctima se negó a sus requerimientos, pese a lo cual consumó la agresión sexual, produciéndole lesiones en la zona genital.

Otro supuesto pederasta, para quien la Fiscalía pide 18 años de prisión, será juzgado hoy en València por abusar sexualmente de una niña de 12 años a la que conoció a través de internet y a la que obligó con amenazas a enviarle fotos desnuda y a quedar con él para someterla a tocamientos.

El acusado será enjuiciado por la misma sección de la Audiencia de València por los delitos de corrupción de menores, abusos sexuales y difusión de material pornográfico. Según la Fiscalía, entre agosto de 2013 y enero de 2014 el acusado, que entonces tenía 36 años, conoció a través de la red social Tuenti a una niña de 12 años, a quien agregó a su whatsapp, con la intención de entablar una relación con ella y concertar finalmente encuentros de naturaleza sexual, pese a saber que tenía menos de 16 años.

Durante esos meses, el acusado mantuvo conversaciones con la menor de contenido sexual a través de Whatsapp, Tuenti y Skype, y le propuso, «con ánimo libidinoso», que abriera la webcam, se desnudara y se tocara, mientras que él llegó a masturbarse ante la menor.

En ese tiempo, el acusado pidió a la menor que le enviara fotografías en ropa interior y desnuda de sus partes íntimas, lo que esta hizo al tener miedo de que cumpliera las amenazas de contar a sus padres lo que pasaba, o de llevársela de casa por la fuerza y violarla. Entre diciembre de 2013 y enero de 2014 la menor accedió a encontrarse con él al temer que cumpliera sus amenazas, y fue allí donde consumó los abusos sexuales.