Un nuevo giro inesperado, o no tanto, en el crimen del joven Juan Pablo Langa, alias 'Tejo', cuyo cadáver fue hallado carbonizado y con un tiro en la cabeza en un descampado de Bonrepòs i Mirambell en mayo de 2004. El acusado cuya confesión permitió resolver un crimen once años después de su sobreseimiento por falta de autor conocido se retractó ayer ante un jurado popular de lo manifestado voluntariamente ante la Guardia Civil en 2017, y alegó que incriminó a los otros tres procesados «por venganza» tras enemistarse con ellos por distintos motivos, entre ellos un negocio fallido relacionado con el tráfico de drogas.

José Ángel P. T., alias 'Guiz', de 38 años, reconoció durante su declaración en la vista oral que conocía a la víctima porque era quien le suministraba la droga, no obstante niega ahora que participara en el crimen y dice que se lo inventó todo con los detalles que había recabado de los artículos de prensa y de su paso por prisión, donde coincidió con gente que sabía lo que le había ocurrido a el 'Tejo'.

La principal prueba de cargo con la que contaban las acusaciones se desvanecía con esta nueva versión del presunto asesino confeso, quien únicamente respondió a las preguntas de su letrado, Juan Carlos Navarro. Además el procesado manifestó estar pasando por un estado de «depresión y ofuscación» cuando le contó en 2017 a un policía que había matado a este joven de 25 años, con la colaboración de los otros tres acusados, por una supuesta deuda por drogas.

Los otros tres procesados, defendidos por los letrados José María Velázquez, Miguel Ángel Sampedro y Andrés Zapata, negaron cualquier tipo de relación con el crimen. Sin la confesión autoincriminatoria del anterior, sus defensas solicitan la libre absolución al entender que no hay prueba alguna que los implique en el asesinato.

Un relato «pormenorizado»

No obstante, el letrado de la acusación particular Javier Gimeno sostuvo al comienzo del juicio, y temiendo este repentino cambio en la declaración del presunto asesino confeso, cuya integridad podría haber sido amenazada, que el citado acusado realizó en su momento un relato «detallado y pormenorizado» de las últimas diez horas en la vida de 'Tejo', cuyo testimonio volvió a ratificar en el Juzgado de Instrucción de Moncada.

Según el relato de hechos del fiscal, el autor confeso llevó a su víctima a un piso de València con engaños, donde junto a otros dos acusados lo redujeron e inmovilizaron, colocándole unas esposas, y lo dejaron encerrado en el cuarto de baño tras sedarlo al inyectarle un tranquilizante. Posteriormente, mientras dos de ellos se quedaron custodiándolo, otros dos procesados fueron al domicilio de 'Tejo', y con sus llaves se apoderaron de sustancias estupefacientes y de 3.000 euros.

Más tarde, conscientes de que la víctima podría identificarlos, lo introdujeron en el maletero de un coche, con el rostro tapado con una capucha, y lo trasladaron a un descampado ubicado en la localidad de Bonrepòs i Mirambell donde, presuntamente, uno de los acusados lo ejecutó de un disparo a quemarropa en la cabeza. Para eliminar posibles vestigios del crimen prendieron fuego al cadáver con un acelerante que previamente habían comprado en una gasolinera de Benferri.

El autor material que ejecutó presuntamente a la víctima, con un arma de fuego que no fue localizada, se enfrenta a penas que ascienden a los 25 años y siete meses de cárcel por los delitos de asesinato, detención ilegal y tenencia ilícita de armas. Para otros dos procesados la Fiscalía pide sendas penas de 23 años de prisión y para el acusado que se entregó a la Guardia Civil, cuando el procedimiento ya se encontraba sobreseído, solicita diez años y nueve meses al contemplar la atenuante muy cualificada de confesión.