Aunque antes de empezar su declaración judicial Raúl Montero aseguró que iba a declarar sobre todo lo que se le preguntara, ayer acabó acogiéndose a su derecho a no declarar en el tramo final del interrogatorio de las acusaciones tras mantener un rifirrafe con del letrado de la acusación particular, Vicente Guerri. «Me niego a contestar a esa pregunta porque no pertenece a esta causa» fue lo que se limitó a responder cuando el letrado le preguntaba sobre si uno de los acusados, el empresario Salvador Ros, llegó a proponerle matar al alcalde. Más tarde, al letrado de este último respondió con un rotundo no cuando le planteó la misma cuestión. Montero fue reacio a contestar a algunas preguntas, como cuando le plantearon si su novia trabajaba en el Mesalina. El acusado consideraba que con esas preguntas las acusaciones estaban tratando de confundir al jurado y darles una falsa idea de él.