«Estábamos los dos desnudos, me hizo una felación y cuando intentó violarme, no me aguanté y le empujé». Así describe Claudiu D. C., de origen rumano y que tenía 22 años cuando sucedieron los hechos, el momento previo al brutal crimen a golpes y estrangulándolo de Vicente S. R., un hombre de 63 años con antecedentes por pederastia. El acusado reconoció ayer ante un jurado popular haber ido a robar a la vivienda de la avenida Peris y Valero de la víctima, pero negó ser el autor material de su muerte, incriminando al otro coacusado.

Según su versión, la víctima se enfadó porque había llegado a un acuerdo económico con el otro procesado para tener sexo con él, mientras éste aprovechaba para registrar la casa en busca de dinero y drogas. Cuando salió de la habitación lo sorprendió robando y Vasile C. B. le golpeó en la cabeza con una botella dejándolo aturdido. Dicho acusado alega que él se dedicó entonces a registrar el inmueble mientras su cómplice colocaba a la víctima en una silla. Al ver que éste le colocaba una bolsa de plástico en la cabeza y lo iba a asfixiar rompió la misma para que respirara y siguió a lo suyo.

Vicente S. R. falleció tras ser estrangulado con una cuerda. También presentaba infinidad de golpes en la cabeza, que presuntamente le propinaron para que les diera la combinación de la caja fuerte -que apareció desvalijada-.

«Tenía sexo por dinero»

Por su parte, Vasile C. B., que tenía 19 años cuando se produjo el crimen el 7 de diciembre de 2016, negó incluso haber estado en la casa esa noche. Eso así, admitió que conoció al fallecido siendo él menor de edad y que había ido a la vivienda de la víctima en varias ocasiones para tener sexo con él a cambio de dinero. «No abusaba de mí, lo hacía por dinero, por necesidad», aclaró. Respecto al supuesto odio que pudiera tenerle por aprovecharse de él siendo menor, y si por ello descargó toda su rabia contenida durante años, el coacusado negó rotundamente dicha posibilidad.

Su defensa, ejercida por el letrado Juanjo Quesada, se basa en que de «las 104 huellas dactilares halladas en la casa no se encontró ni una de su representado, al igual que tampoco se halló ADN de él». En cambio del otro acusado -quien reconoció que usaron guantes- sí se encontraron restos biológicos en un preservativo y se halló semen de una persona no identificada en el ano de la víctima, introduciendo así la duda razonable de que «al menos uno de los asesinos está en libertad».

Fruto de la investigación de la Policía Nacional se arrestó a cuatro jóvenes, todos ellos de nacionalidad rumana y pertenecientes a un grupo conocidos como los «chicos del Cabanyal». Dos de ellos finalmente no se sentaron en el banquillo de los acusados al ser sobreseída la causa contra ellos.

Uno de ellos era el conductor que los llevó a Alzira esa misma noche, donde los acusados intentaron extraer 600 euros de un cajero con la tarjeta de crédito que le habían robado al fallecido. Respecto a este desplazamiento ambos procesados reconocieron haber ido juntos hasta Alzira, en total iban cuatro personas en el vehículo. Claudiu D. C., quien fue captado por la cámara de seguridad del citado cajero, incriminó al otro acusado asegurando que era él quien le iba dando las indicaciones y las claves de la tarjeta.

Ambos acusados abandonaron el país juntos en un autobús el 19 de diciembre de 2016, doce días después del crimen. Posteriormente, el día 21 Vasile viajó a Reino Unido, según él porque le había salido trabajo en una empresa de pollos.

El Ministerio Fiscal solicita para cada uno de ellos una pena de 28 años de prisión por los delitos de asesinato y robo con violencia en casa habitada con la circunstancia agravante de abuso de superioridad.

Implicado en la mayor red de pedófilos de València

Vicente S. R. fue detenido en 1995 en una operación contra una de las mayores redes de producción y distribución de pornografía infantil. Grabaron a centenares de niños de 7 a 16 años en la década de los 80 y 90. El ahora asesinado fue absuelto porque las grabaciones en las que aparecía eran de 1983 y el delito ya había prescrito.