Un hombre de 49 años de edad murió el viernes por la noche en el Hospital Clínico de València, hora y media después de que ingresara con una herida abierta en el cuello, que le seccionó parcialmente la traquea. Aunque en un primer momento se creyó que podría tratarse de un homicidio, ya que el hospital alertó a la jueza de guardia porque el hombre tenía una herida de siete centímetros de longitud y dos de profundidad, la autopsia practicada ayer ha descartado esa posibilidad y ha confirmado que se trató de una muerte accidental. Según ha podido saber este diario de fuentes jurídicas, todo apunta a que el hombre, que iba con un amigo, cayó accidentalmente al suelo cuando atravesaba un descampado en el que ambos suelen dormir, con tan mala fortuna que se le clavó en el cuello un objeto metálico que le causó la herida. El amigo, al ver que sangraba de manera abundante, lo llevó hasta el Tanatorio de Los Naranjos, muy próximo al lugar, y pidió ayuda. Según fuentes policiales, una empleada de ese lugar le taponó la herida y el vigilante llamó al 112 solicitando ayuda médica urgente y presencia policial. Sin embargo, cuando llegó la ambulancia, el herido rechazó la ayuda y aseguró que no era necesario su traslado al hospital. Así las cosas, ambos se quedaron en el descampado, mientras el SAMU y la policía proseguían con otras atenciones. Sin embargo, al cabo de unos minutos, el amigo vio que empeoraba y regresó al tanatorio, desde donde volvieron a llamar al 112. Y esta vez sí, fue trasladado al Hospital Clínico de València, donde moriría hora y media más tarde, sobre las 23.30 horas. La autopsia practicada ayer al cuerpo en el Instituto de Medicina Legal ha servido para descartar la muerte violenta y confirma la versión que dieron tanto el herido como su amigo. Al parecer, la víctima no se encontraba en buenas condiciones esa noche, ya que había estado consumiendo alcohol y otros tóxicos.