La autopsia ha confirmado que las puñaladas que recibió el hombre de 65 años fallecido en un piso de Alicante fueron las que causaron su muerte. La presunta autora del crimen ha sido trasladada esta mañana al juzgado de guardia de Alicante para resolver si se la envía a prisión. La mujer, de nacionalidad eslovaca y de 41 años, dio versiones contradictorias sobre lo que había ocurrido hasta que se vio acorralada por las evidencias que los agentes de la Unidad Especial de Delitos Violentos de la Policía Nacional iba encontrando en la vivienda . La detenida finalmente ha admitido el crimen a los agentes y ha estado colaborando en la investigación participando en varias reconstrucciones para determinar cómo ocurrieron los hechos.

Según informaron fuentes policiales, los hechos ocurrieron poco después de las diez de la mañana del lunes cuando la mujer llamó a los servicios de emergencia alertando de que alguien había entrado en la vivienda y había apuñalado a su compañero de piso. Posteriormente, una vez que la Policía y los sanitarios llegaron a la casa ofreció una versión totalmente distinta. omitiendo cualquier referencia a las puñaladas y les relató que el fallecido le estaba ayudando a colocar unas cosas en el cuarto de baño y se había desvanecido y que creía que le había dado un infarto o sufrido una subida de tensión. Bajo el cadáver había una gran mancha de sangre, que no se apreciaba a simple vista porque el cuerpo la ocultaba. Los agentes concluyeron que ella sólo podía saber de la existencia de las puñaladas en el caso de que hubiera sido las autora de las misas, ya que estas heridas estaban ocultas en la posición en la que se encontraba el cuerpo. A los agentes no les pasó desapercibido el hecho de que en la casa había restos de sangre y que alguien había tratado de limpiarlos con una fregona. Las pesquisas les llevaron a concluir de que había una pelea en el interior de la casa. Los agentes sitúan el móvil en una discusión por alguna exigencia económica, ya que el fallecido estaba ayudando económicamente a la ahora arrestada.

Al examinar el cuerpo, se detectó que la víctima presentaba heridas de arma blanca. El examen preliminar que realizó la forense no daba datos concluyentes, ya que si bien se habían detectado las heridas de arma blanca, la médico del Instituto de Medicina Legal señalaba que aparentemente no revestían de entidad suficiente como para causar la muerte y que podría haber fallecido por algunas de las patologías previas que padecía la víctima. La autopsia ha confirmado que fueron las puñaladas las que acabaron con la vida de la víctima.

La detenida y el fallecido no eran pareja y no convivían juntos, aunque él iba a diario a visitarla a su casa, sita en el segundo piso de un edificio de la calle Regulo en el barrio alicantino de La Florida. Los vecinos han relatado que el hombre iba allí todas las mañanas para llevar comida y cervezas a la mujer, pasaba todo el día con ella y a las ocho de la tarde regresaba a su domicilio. Los residentes aseguran que era una vecina conflictiva porque tenía problemas con la bebida y siempre estaba montando altercados. De hecho, alguna vez la Policía había tenido que acudir a la casa. La arrestada vivía en el domicilio de su anterior pareja sentimental que falleció hace cuatro años de un ataque cardiaco y con quien tenía una hija, de siete años de edad, según los testimonios recogidos por este diario, una situación que le permitió estar en el piso aunque no fuera la titular. Los Servicios Sociales habían asumido la tutela de la menor hacía unas pocas semanas.

Las fuentes policiales consultadas por este diario señalaron que la mujer ha estado colaborando con la investigación, llegando a entregar a los agentes el cuchillo de cocina con el que se cometió el crimen, a pesar de que en un primer momento había tratado de ocultarlo. Durante estos días ha ido al domicilio acompañada por la Policía para someterse a una reconstrucción de los hechos y dar su versión de lo que ocurrió esa mañana. La detenida se encuentra ya en los calabozos del Palacio de Justicia de Benalúa, a la espera de prestar declaración en el juzgado de guardia.