La rápida actuación de los bomberos y las medidas de seguridad contra incendios adoptadas por la empresa de saneamientos Fominaya hace justo un año salvaron finalmente que esta nave de Bétera quedara reducida a cenizas. Pese a la virulencia del fuego, las llamas afectaron al 45 por ciento de las instalaciones, pero el resto -zona de oficinas incluida- se salvaron de las llamas. «Estamos tocados pero no hundidos», reconocía el dueño de la empresa, quien confía en poder volver a la actividad en los próximos días en la zona que no ha quedado dañada por el incendio.

Antes está previsto que hoy los investigadores del grupo de incendios de la Guardia Civil acudan al lugar para realizar una inspección ocular y establecer el origen del fuego, que se inició en torno a las 14.25 horas del martes cuando no había ningún trabajador en su interior.

«Al estar en periodo vacacional se trabaja de seis a dos del medio día. El último en salir fue la persona de mantenimiento a las 14.12 y estaba todo bien», explicó Alberto, cuya plantilla cuenta con más de 60 trabajadores. «Este año entre el Covid y el incendio estamos apañados», se lamentaba, a la vez que admitía que de nos ser por las últimas medidas de seguridad contra incendios que adoptaron el año pasado seguramente el incendio hubiera sido más devastador.

Los bomberos del Consorcio Provincial dieron por controlado el fuego ayer en torno a las 18.30 horas, tras más de 24 horas de trabajo de ocho dotaciones. Las llamas afectaron a la planta de inyección y a una zona de almacén con productos de stock de accesorios para cisternas y sanitarios.