El grupo de Homicidios de la Policía Nacional de València estrecha el círculo sobre el autor del asesinato de Carlos Almiñana, el cofrade del Nazareno de Gandia cuyo cuerpo sin vida fue encontrado el miércoles en su casa, atado de pies y manos a la cama, seis días después de su muerte, tal como adelantó en exclusiva Levante-EMV en su edición digital.

Una de las principales vías de investigación es precisamente seguir el rastro del botín del asesino. Así, los investigadores han podido comprobar que quien le quitó la vida, se llevó su tarjeta de crédito, con la que realizó extracciones a lo largo de los siguientes días, lo que le permitió hacerse con una importante cantidad de dinero en efectivo.

Los agentes de Homicidios ya han solicitado a las entidades bancarias en cuyos cajeros automáticos realizó las extracciones las grabaciones de las cámaras de seguridad de esos recintos. La Policía cuenta con información exacta por horas, lo que facilita obtener esas imágenes a partir de las cuales podrán identificar al sospechoso.

Según la información a la que ha tenido acceso este diario, el autor del asesinato de Carlos Almiñana, de 67 años —iba a cumplir los 68 el próximo lunes, 1 de marzo—, se llevó consigo no solamente la tarjeta de crédito de su víctima, sino también otros efectos personales, entre ellos, su cámara de fotos —Almiñana era muy aficionado a la fotografía— y su ordenador portátil.

El autor del crimen fue extremadamente cuidadoso en la casa y después, al irse, dejó cerrado con llave. De hecho, la sobrina que acudió al piso de la calle Ciutat de Laval porque no sabía nada de su tío desde hacía días ha declarado que estaba cerrado con doble vuelta de llave cuando abrió la vivienda.

La Policía trata de saber si el robo fue puramente económico, es decir, para vender esos objetos y conseguir cierta cantidad de dinero, o si, además, pretendía evitar que los agentes lo identificaran a través de archivos que pudiese haber en ambos dispositivos. En todo caso, están rastreando la posible venta de esos efectos, ante la posibilidad de que hubiese recurrido a alguna tienda de comercialización de objetos de segunda mano.

Tampoco ha aparecido, al menos de momento, el vehículo de Carlos, un Citroën C4 de color rojo que los sobrinos de Almiñana echaron de menos la misma mañana que encontraron el cadáver de su tío. De hecho, fueron ellos también quienes advirtieron a los investigadores de que alguien había sustraído una importante cantidad de dinero de la cuenta de Carlos, dado que uno de ellos estaba autorizado en la misma y pudo comprobarlo enseguida.

Por otro lado, dos forenses comenzaron a practicar ayer la autopsia en el Instituto de Medicina Legal (IML) de València, que no concluirá hasta esta mañana, por lo que todavía no han emitido un informe determinante. La víctima tiene al menos un golpe muy fuerte en la cara y el forense que acudió inicialmente al domicilio advirtió señales de asfixia.

Conmoción en la ciudad por el crimen de Carlos Almiñana

El asesinato de Carlos Almiñana ha causado una profunda conmoción en la ciudad de Gandia, tanto por los detalles que se van conociendo de este crimen como por el hecho de que la víctima era muy conocida y había estado colaborando en distintas entidades religiosas, cívicas y caritativas de la capital de la Safor. La hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno, de la que era jefe de Trono, emitió un comunicado en el que expresaba que la noticia «hiela la sangre» y recordaba que, entre sus pasiones, estaba la fotografía. Carlos también era vocal de la Asociación del Beato Andrés Hibernón, y durante años estuvo trabajando en la Cruz Roja de Gandia, tanto en los servicios de playa como de conductor de vehículo. En estos momentos también colaboraba activamente con Cáritas Interparroquial y era una persona siempre dispuesta a ayudar en los actos de la Semana Santa de Gandia.