El grupo de Homicidios de la Policía Nacional de València está centrando buena parte de la investigación en el círculo más próximo al cofrade del Nazareno asesinado en su casa de Gandia, y cuyo cuerpo sin vida, atado de pies y manos, fue encontrado por sus sobrinos en la mañana del pasado miércoles, cuando la víctima, Carlos Almiñana, de 67 años, llevaba casi seis días muerta, tal como adelantó en exclusiva Levante-EMV en su edición digital.

Determinadas circunstancias que rodean el caso han llevado a los investigadores a la convicción de que la persona —o personas— implicadas en la muerte de Almiñana eran de su confianza y lo conocían muy bien.

El móvil principal del crimen parece ser, a tenor de los detalles que han ido trascendiendo en estos primeros días, el robo, ya que los sobrinos de Carlos Almiñana, vocal, además, de la asociación en honor al ‘Beatet de Gandia’ y antiguo voluntario de la Cruz Roja, han inventariado para la Policía los objetos que faltan en la casa.

Así, se sabe que se llevaron su cámara de fotografía, su ordenador y las tarjetas con las que habrían robado el dinero, estimado en varios miles de euros, aunque la cantidad no es demasiado elevada, al parecer. Los sobrinos se percataron de la falta de dinero en los primeros momentos, ya que uno de ellos estaba autorizado en la cuenta y consultó los últimos movimientos.

También se dieron cuenta, e informaron a la Policía esa misma mañana, de que el coche de su tío, un Citroën C4 de color rojo, no estaba en su lugar habitual.

Mientras, los forenses continuaron ayer realizando la autopsia al cuerpo sin vida de Carlos Almiñana, que el próximo lunes habría cumplido 68 años. Los facultativos han enconrado señales de fuertes golpes —uno de ellos le fracturó por completo la nariz— y también han confirmado que fue asfixiado, pero aún no han determinado de manera definitiva cuál fue exactamente la causa de la muerte, para lo cual están a la espera de resultados complementarios del estudio histopatológico.