La Audiencia de València celebra desde hoy el juicio a la pareja acusada del asesinato de sus dos hijos de corta edad en una casa de campo en la que vivían en el término municipal de Godella en el mes de marzo del 2019.

El hombre, Gabriel Salvador C. A, se enfrenta a una pena de 50 años de prisión, que es la pena que pide para él la Fiscalía. Le acusa dos delitos de asesinato (25 años por cada uno) con la circunstancia agravante de parentesco. Por su parte, para la mujer, María G. M. solicita una medida de internamiento médico al apreciar «la eximente completa de anomalía síquica».

Además, la Fiscalía también reclama, en materia de responsabilidad civil, el pago de una indemnización para los abuelos paternos y maternos de 300.000 euros por daños morales.

Los hechos por los que serán juzgados desde hoy tuvieron lugar la noche del 13 al 14 de marzo del año 2019. Los acusados, que albergaban creencias místicas y religiosas relacionadas con la purificación de las almas mediante baños de agua y en el renacimiento de las almas tras la muerte de los cuerpos, bañaron en la piscina de la casa a los pequeños con el propósito de purificarlos y, posteriormente, les propinaron «multitud de violentos golpes, principalmente en la zona de la cabeza, bien con un objeto contundente o con fuertes golpes contra el suelo», hasta acabar, presuntamente, con las vidas de los pequeños, de tres años y medio y seis meses.

Tras ello, enterraron los cuerpos sin vida en diferentes lugares de la parcela donde se ubicaba la vivienda. «En ese momento la mujer padecía una esquizofrenia de tipo paranoide, que se encontraba en fase de brote agudo, que anulaba las bases psicobiológicas de su inteligencia y voluntad», según reza el escrito del fiscal. Por ese motivo, a ella se le considera inimputable, aunque se pide el internamiento en un centro médico. En cambio, se considera que el hombre no padece ningún tipo de trastorno de la personalidad según los informes que en su momento realizó el departamento de psiquiatría del Instituto de Medicina Legal de València.

Preocupación de la madre

La Fiscalía reseña que a principios del 2019 las ideas sobre que eran perseguidos por una secta fueron a más, «fundamentalmente por dos acontecimientos». En primer lugar, la denuncia por la ocupación ilegal de la vivienda y en segundo, porque la madre de ella, inquieta por la actitud y la conducta de los acusados, «estaba continuamente pendiente de ellos por miedo a que les pasara algo a sus nietos».

Atenazados por esas creencias, pensaron que la única forma de proteger a sus hijos del supuesto asedio era, presuntamente, terminar con sus vidas «y enviarlos al más allá para que posteriormente pudieran revivir».

La Fiscalía apunta que inicialmente era el hombre quien profesaba ese tipo de creencias místicas y religiosas, que « fueron poco a poco asumidas por su pareja tras la constante reiteración de él». La pareja llegó a Godella en los inicios de la primavera del 2011 y ocupó la vivienda, la cual arreglaron para hacer habitable. Estaba rodeada de de terrenos de cultivo y tenía un pequeño jardín y una piscina.