Agentes del grupo de Blanqueo de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil y del grupo V de Estupefacientes de la Udyco de la Policía Nacional de València han clausurado, por segunda vez en un año, pero esta vez cerrando la puerta exterior para que nadie pueda acceder al interior, el gimnasio de Quart de Poblet regentado por un hombre «con vínculos históricos con el narcotráfico, Onofre G. R., después de que el primer precinto quedara en el limbo por un error judicial.

Tal como ha venido informando Levante-EMV en exclusiva, una investigación conjunta de la UCO y de la Udyco por blanqueo de capitales contra el ingente patrimonio de Onofre G. R., que tenía su epicentro precisamente en ese gimnasio, permitió, en diciembre de 2018, la detención del principal investigado y de parte de su núcleo familiar más directo, bajo la acusación de haber lavado importantes cantidades de dinero presuntamente procedente del tráfico de cocaína al por mayor, que llegaba desde Suramérica en contenedores al Puerto de València.

Onofre G. R. ingresó entonces en prisión, pero a los tres meses el juez accedió a dejarlo en libertad con una fianza de 50.000 euros a petición de la defensa y en contra del informe del fiscal antidroga. La investigación policial, sin embargo, seguía su propio camino y en junio de 2020, recién salido el país del primer estado de alarma por la crisis sanitaria, el equipo conjunto de Guardia Civil y Policía Nacional desembarcó de nuevo en el complejo deportivo y de ocio propiedad del investigado y que ocupa prácticamente todos los bajos de una manzana. Durante el nuevo registro, localizaron numerosas sustancias anabolizantes y precintaron todos los aparatos del centro deportivo, tasados en un millón de euros.

Fue el juez quien amparó la inmovilización de las máquinas, que, en la práctica, dejaban el gimnasio sin uso real. La Fiscalía antidroga solicitó, además, la clausura del recinto. Sin embargo, el juez dictó ese auto sin dar traslado a la defensa de Onofre G. R., por lo que su abogado no se pudo pronunciar sobre la medida, lo que dejó esta en un limbo.

La defensa recurrió a la Audiencia Provincial y esta respondió que la medida era proporcional, pero que, obviamente, no se podía adoptar sin el pronunciamiento del abogado del investigado.

A partir de ahí, aunque el gimnasio no funcionaba con normalidad, ya que los aparatos seguían precintados, la Policía constató que había un trasiego importante de personas que entraban y salían. Así las cosas, la Fiscalía antidroga requirió la clausura definitiva, que el juez adoptó esta vez, sí, dando traslado a la defensa, que obviamente se opuso a la medida, lo que no ha evitado que el magistrado la haya ordenado.

Fue el pasado día 21 de junio cuando los agentes de la UCO y de la Udyco se trasladaron por tercera vez hasta el gimnasio y, dando cumplimiento al auto judicial, precintaron, esta vez la puerta por el exterior, tanto el centro deportivo, como el bar y el negocio de estética y bronceado aledaño a los otros dos.

Un cuarto de millón, viviendas, armas y hasta una piel de leopardo

Cinco pistolas con los números de serie borrados, una piel de leopardo (ilegal) con cabeza a modo de alfombra en el dormitorio principal, un cuarto de millón de euros en billetes de 50 ocultos en un doble fondo... Son solo parte de los efectos que los investigadores de la UCO y de la Udyco requisaron en el domicilio del principal investigado, Onofre G. R., en Quart de Poblet, en diciembre de 2018, y que dan idea del enorme patrimonio que habría amasado, según los investigadores, a partir del blanqueo de dinero procedente del narcotráfico.

Un cuarto de millón, viviendas, armas y hasta una piel de leopardo

El mismo origen habría tenido el dinero que habría servido para comprar, supuestamente a través de testaferros —varios de ellos, familiares directos—, el entramado de viviendas y negocios —con el gimnasio ahora clausurado, entre cuyos clientes figuraban numerosos agentes de las fuerzas de seguridad— y un buen puñado de coches de gama alta, incluido un Lamborghini.

Según la Guardia Civil y la Policía Nacional, el sistema de blanqueo consistía en la inyección de fuertes sumas de dinero en las cuentas de sus familiares, que a su vez realizaban las inversiones. Varios de esos supuestos testaferros han sido agraciados con premios de lotería en los últimos años, la última vez, en 2017, algo que los investigadores sitúan en el marco de uno de los procedimientos más clásicos de blanqueo de capitales.