Fin, sin resultado positivo, de la nueva búsqueda del cadáver de Marta Calvo. La Guardia Civil, tal como adelantó ayer Levante-EMV en su edición digital, dio ayer por concluido el rastreo, tras finalizar la revisión del último de los vertederos ilegales inspeccionado y el que más probabilidades tenía, el ubicado dentro de un barranco próximo al paraje de la Font Amarga, en el término de Castelló, en la Ribera Alta.

Las brigadas forestales cedidas por la Diputació de València desbrozaron todo el fondo del barranco y abrieron varias sendas hasta el pie de los vertidos que acumula esa hondonada desde hace años, mientras agentes del grupo de rescate e intervención en montaña de la Guardia Civil, el Greim, se descolgaba desde el borde del precipicio para revisar la ladera de desechos.

Agentes del equipo conjunto formado por el grupo de Homicidios de València y el de la UCO también han participado en la búsqueda, revisando el terreno y descartando espacios.

En la labor, que se ha desarrollado durante cinco días, desde el miércoles pasado hasta ayer (el fin de semana no hubo rastreo) han colaborado dos de los cinco perros adiestrados en la detección de restos cadavéricos y biológicos del servicio cinológico de la Guardia Civil: Junco, un perro de aguas español de dos años, y Athor, un pastor belga de seis años.

Huesos, sí, pero de animales

Durante estos días, incluso han encontrado huesos, pero se han descartado al ser de origen animal.

Finalmente, sobre las 12.30 horas de ayer, los responsables de la investigación dieron por concluida la búsqueda, en la que se habían puesto esperanzas porque el presunto asesino permaneció tres horas en ella y lo ocultó a la Guardia Civil en la única declaración que ha prestado hasta ahora. Fue a las pocas horas de entregarse, el 4 de diciembre de 2019, y en esa ocasión, y durante cinco horas, detalló al milímetro las andanzas que contó para sustentar su confesión de que había descuartizado en su casa a Marta y arrojado sus restos a contenedores de Alzira y de Silla.

Pero ni una palabra de las tres horas que permaneció en la amplia zona de monte y campos de cultivo entre Manuel, Senyera, Castelló y Llosa de Ranes. Por eso, los investigadores albergaban la esperanza de que fuese ese el punto donde se deshizo del cuerpo, una vez desmontadas las mentiras que relató en esa declaración.

No hay fecha de regreso

A partir del acotamiento del área, agentes del Seprona han estado desde agosto revisando los puntos idóneos para arrojar un cadáver de manera rápida, discreta y sin riesgos. Después, los investigadores redujeron aún más el círculo, al desechar algunos de esos lugares porque no reunían los requisitos preestablecidos.

Una vez fijados los puntos más ‘calientes’ —un vertedero ilegal en las faldas de la ermita de Santa Anna, en término de Llosa de Ranes; la escombrera del barranco de Castelló; una edificación ruinosa en el Camí de la Font de Poveda, también en Castelló; así como varias simas y pozos—, se estableció el dispositivo de búsqueda, que se ha desarrollado desde el miércoles, día 8, hasta ayer, lunes.

De hecho, los agentes de la UCO y los del servicio cinológico ya han regresado a Madrid, donde están sus respectivas bases, y de momento, no está previsto que regresen, al menos no de manera inminente. Fuentes próximas a la investigación consultadas por este diario han explicado que, aunque estos puntos se dan por revisados, «la búsqueda de Marta no se ha dado por finalizada». Ni la zona por totalmente descartada.

De hecho, el Seprona continuará recorriendo el área dentro de sus labores de patrullaje habituales, por si descubren nuevos puntos susceptibles de que sean el elegido por el sospechoso para deshacerse del cuerpo de la joven, ya que esas tres horas en las que la geolocalización lo sitúan en esta zona siguen siendo una de las mejores bazas en ese afán por recuperar el cadáver de Marta.