La jueza de Instrucción número 2 de Xàtiva, encargada de la resolución del asesinato de Isabell Elena Raducanu, la mujer embarazada de seis meses estrangulada primero y rematada después de 37 cuchilladas el 11 de junio de 2019, ha rechazado dos veces sendos estudios telefónicos sobre el móvil de la víctima y el del principal encausado, Juan Vicente A. N., su pareja y padre del bebé, que la familia de Isabell considera "fundamentales" para la investigación. Por esa razón, la acusación particular va a solicitar nuevamente esas pruebas, que ahora cobran aún mayor importancia tras la irrupción en escena como posible autor del crimen de David S. O., El Tuvi, en prisión en estos momentos por el asesinato de Wafaa Sebbah, la chica de 19 años de la Pobla Llarga que fue estrangulada y torturada antes de ser arrojada a un pozo de riego en Carcaixent. Tal como adelantó ayer en exclusiva Levante-EMV, El Tuvi comparecerá por primera vez como investigado en esta causa ante la jueza el próximo 25 de enero.

Las dos diligencias solicitadas por la acusación particular, que ejercen en nombre de la familia de Isabell los letrados Florentina Marin y Sergio Noguero, son el estudio pormenorizado de los posicionamientos del móvil de Juan Vicente A. N. a partir de la aplicación Google Maps y el acceso en remoto al contenido e historial del teléfono de la víctima, un iPhone 6 de color rosa que nunca ha aparecido.

Los abogados de la familia plantearon en septiembre de 2020 la necesidad de realizar esas dos diligencias, además de otras, como pedir las cámaras de tráfico de la autovía A7 entre las seis de la mañana y las ocho y media de la tarde del 11 de junio de 2019 para ver si la matrícula del coche de Juan Vicente A. N. fue captada en algún momento. Sin embargo, en octubre, la entonces titular del juzgado rechazó todas las peticiones, argumentando que no las estimaba necesarias.

Las contradicciones del principal sospechoso

Un mes después, en noviembre de 2020, la acusación particular recurrió, argumentando de nuevo la necesidad de conocer con exactitud el posicionamiento de Juan Vicente A. N. a partir de su teléfono móvil, algo imprescindible para clarificar las contradicciones en su declaración, pero la jueza volvió a denegar esas pruebas. El acusado ha mantenido desde el inicio que se fue a trabajar desde Xàtiva a la Pobla Llarga, donde estaba el almacén hortofrutícola en el que estaba contratado (ese 11 de junio era de hecho su último día porque no le renovaron el contrato), a primera hora de la mañana y que permaneció allí hasta las 15.35 en que finalizó su jornada. Aseguró que después fue a casa de su madre en la Pobla Llarga y, finalmente, al piso de Xàtiva en el que vivía con Isabell Raducanu, y que fue al llegar, a las 16.15 horas, cuando la encontró muerta y llamó al 112.

Sin embargo, el estudio de posicionamientos realizado por el grupo de Homicidios de la Policía Nacional a partir de su número de teléfono contradicen su versión. Así, su terminal está geolocalizado en la antena de la calle Selgas de Xàtiva, que da cobertura a su domicilio y el de Isabell, a las 13.42 horas, precisamente dentro de la franja en la que los forenses fijan el asesinato: entre las 13.00 y las 14.00 horas del 11 de junio. Ese posicionamiento de las 13.42 horas es a datos, es decir, hay al menos una aplicación activa aunque no esté en uso el móvil, por lo que, con toda probabilidad, es la geolocalización de Google Maps que en los dispositivos Android, como el del acusado, vienen por defecto.

Así, conocer sus movimientos a partir de Google Maps permitirían situarlo con precisión en cada momento, habida cuenta de que hay un vacío entre las 13.42 y las 16.06 horas en las que no hay conexiones y que hay una simultánea en la Pobla y en Xàtiva en torno a las tres de la tarde. Es más, el propio Juan Vicente A. N. debería ser el principal interesado en obtener esa prueba si ha dicho la verdad y la incongruencias obedecen a otra razón que no sea su presunta implicación en el crimen de su pareja y madre de su hijo nonato.

El iPhone de Isabell puede contener la clave definitiva

En cuanto al teléfono de Isabell, el iPhone rosa del que ahora se conoce que supuestamente lo robó El Tuvi aquel 11 de junio y lo destruyó a finales de diciembre de ese año, cuando la Guardia Civil le llamó por primera vez a declarar como testigo dentro de la investigación por la desaparición de Wafaa, la acusación particular considera imprescindible oficiar a Orange, su compañía entonces, para que realice un duplicado de la tarjeta que permita ver sus archivos, la posible copia de seguridad en la nube (es automática) y cualquier otro contenido que ayude a resolver el caso, así como a Apple para que facilite las contraseñas de la fallecida.

En este momento, con la imputación de David S. O. 'El Tuvi' de por medio, la acusación volverá a pedir esas diligencias, más necesarias que nunca para dirimir quién mató a Isabell Raducanu, si el asesino de Wafaa, como él mismo confesó a un amigo suyo semanas después del crimen de Xàtiva, o su pareja, Juan Vicente A. N., sobre el que no solo pesa su localización en el piso en el momento del asesinato, sino otras evidencias reunidas por la Policía como los sucesivos episodios de malos tratos psicológicos y físicos (incluida una violación) y la decisión expresada por Isabell a sus amigas de que iba a poner fin a la relación.