"Los más valientes fueron los abuelitos, que se pusieron en nuestras manos"
La agente Souto relata cómo vivió el rescate de los ancianos de la residencia que ardió en Moncada
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Coromoto Souto es una guardia civil destinada en Tavernes Blanques, lleva dos años en el cuerpo y se ha convertido en protagonista involuntaria al participar en el rescate de los 81 internos de la residencia de mayores de Moncada en cuyo incendio han fallecido seis personas. Destaca que ella solo es "una más" de los más de 30 guardias civiles, policías locales, voluntarios de Protección Civil y bomberos que ayudaron a evacuar a los residentes y salvaron vidas.
Asegura que "ninguno pensamos en nuestra seguridad no hubo dudas, todos teníamos el mismo objetivo, empezar a sacarlos de las habitaciones porque el incendio iba cada vez a más". Terminaron exhaustos, pero "orgullosos" porque sabe que salvaron a muchos, y solo lamenta "no haber podido salvarlos a todos".
Una anomalía eléctrica en una regleta causó el incendio de la residencia de Moncada
"El humo no te dejaba ver ni respirar"
Recuerda "el humo, que no te dejaba ver ni respirar, pero que no nos frenó a la hora de subir una y otra vez" hasta vaciar por completo las habitaciones de los dos pisos que tiene esa residencia.
Y agrega: "Los más valientes fueron los abuelitos, que se pusieron en nuestras manos, haciéndonos caso todo el tiempo y colaborando en su evacuación". Iban "habitación por habitación", tranquilizándolos. "No les podíamos decir lo que estaba pasando. Entrábamos, les decíamos: 'Hola, no se preocupe. Somos la Guardia Civil y ahora vamos a salir para dar un paseo, ¿vale? No se preocupe que van a estar bien'. Y ellos confiaban y se venían con nosotros".
Seis muertos en el incendio de una residencia de ancianos en Moncada
En algún caso, los acompañaban caminando, pero mucho tenían "reducida la movilidad o simplemente no tenían, así que a algunos los sacábamos en las camas o en camillas, a otros en sillas de ruedas, o en sillas de madera que improvisábamos, pero a muchos los cogíamos en brazos y los llevábamos hasta la entrada, donde los medios sanitarios montaron una especie de triaje, donde decidían si había que evacuarlos al hospital, atenderlos allí o reubicarlos en las habitaciones a las que no había afectado el incendio. Todos iban con mantas o los edredones, y en ningún momento tuvimos que sacarlos a la calle. Se portaron como valientes", concluye.
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