Hasta 50 objetos funerarios y religiosos, además de una pistola simulada, ha encontrado el equipo de Policía Judicial de Riba-roja en el domicilio de un presunto ladrón de tumbas de 26 años, a quien se considera autor de varios saqueos en el cementerio de Cheste, en uno de los cuales llegó a abrir un ataúd de un difunto enterrado recientemente, cuyo cadáver dejó al aire. De momento, ya haya nueve familiares de otros tantos enterrados en nichos del camposanto de Cheste que han reconocido como suyos algunos de los efectos intervenidos en casa del sospechoso.

Tal como informó ayer en rueda de prensa el cabo Javier Vicente, del citado equipo de Policía Judicial de Cheste, la investigación dio comienzo el pasado 8 de enero, después de que una mujer «que acude a diario a ese cementerio para visitar a un familiar» se diese cuenta de que había dos nichos próximos al suyo «que estaban abiertos». En uno de ellos, incluso había quedado a la vista el cadáver del difunto, según informó ayer la Comandancia de València.

Los agentes comenzaron a investigar y se encontraron con que, la tarde-noche antes de la denuncia de esa mujer, había habido una llamada al 112 en la que el usuario de un número determinado de teléfono informaba de que «había unas personas sospechosas tratando de forzar la entrada al cementerio». Los agentes aún no lo sabían, pero era el propio ladrón, buscando lo que los investigadores identifican ahora como «una coartada».

Del medio centenar de objetos recuperados en casa del sospechoso, ya han sido identificados los sustraídos en nueve nichos

Finalmente, los agentes identificaron al sospechoso y, el pasado día 18, lo detuvieron y registraron su domicilio, en Cheste, tras obtener el mandamiento del Juzgado de Instrucción número 1 de Requena.

En el interior, encontraron medio centenar de objetos religiosos, arramblados en el cementerio de Cheste, así como la pistola.

Coaccionó a un amigo

Según explicó ayer el cabo Vicente, el ahora detenido, que tenía antecedentes policiales por delitos que no han trascendido, llegó a amenazar a un amigo con esa arma ahora intervenida para obligarle a que le hiciera labores de vigilancia junto a la tapia del camposanto, mientras él desvalijaba las lápidas y se llevaba todos los adornos, «principalmente, los metálicos y susceptibles de ser fundidos para venderlo luego».

El presunto ladrón de tumbas, del que no se descarta que haya cometido más hechos similares, tanto en camposantos como fuera de ellos, está acusado de los delitos de robo, coacciones y contra los sentimientos religiosos y el respeto a los difuntos.

Todos los efectos recuperados en su casa se encuentran expuestos en el cuartel de Cheste, para que los vecinos que echen de menos objetos en los nichos de sus familiares, acudan al mismo para verlos y buscar alguno que pueda ser de su propiedad.