Jorge Ignacio P. J. fue el último cliente con el que estuvo Lady Marcela Vargas la noche del 14 de junio de 2019 en la que fue presuntamente asesinada esta joven colombiana de 26 años en una casa de citas de la avenida de La Plata de València. Así quedó acreditado ayer en la séptima sesión del juicio contra el presunto asesino en serie acusado de este homicidio consumado y de otros dos –Marta Calvo y Arliene Ramos–y de los intentados con otras ocho víctimas tras introducirles grandes cantidades de cocaína de alta pureza por vía genital. Y quedó acreditado gracias al posicionamiento de los teléfonos móviles y a los mensajes de WhatsApp que intercambió con la chica utilizando un nombre falso y un número de prepago que contrató con el DNI de otra persona.

Esa era la forma de actuar del presunto asesino para quedar con sus víctimas, ocultando su verdadera identidad y suplantando la de otros, como la de un vecino de Zaragoza que, según aclararon los investigadores al jurado ante las preguntas de la defensa, nada tenía que ver en los hechos.

Una vez identificado Jorge Ignacio P. J. como el último cliente de Lady Marcela los investigadores del grupo de Homicidios de la Policía Nacional pidieron un mandamiento judicial para establecer la ubicación de los tres teléfonos que portaba el sospechoso cuando fue identificado en un control por una policía local de València. Dos de estos terminales posicionan el 14 de junio, a la hora del encuentro con Lady, en la antena de la avenida Ausiàs March, que da cobertura al piso de la avenida de La Plata donde se produjo el crimen.

Un vecino de Manuel, sin nombre

Previamente, tras la inspección técnico policial, los investigadores, tal como explicó ayer al jurado la entonces jefa del grupo de Homicidios de la Policía Nacional, ya habían establecido que el sospechoso podía ser residente en la localidad de Manuel ya que en el piso encontraron cinco teléfonos –que eran los que utilizaban las chicas para concertar las citas con los clientes– y una caja de un iPhone rosa que el presunto asesino se habría llevado creyendo erróneamente que se trataba del terminal en el que estaban los mensajes de WhatsApp con Lady Marcela.

Fue un error de cálculo. Se trataba realmente del teléfono personal de la víctima y el que era incriminatorio se quedó en la casa, un Alcatel del que los policías extrajeron la conversación entre el acusado y la víctima. A las 19.18 minutos empiezan a quedar. Jorge Ignacio, bajo el nombre de Lucas Cárdenas, le pregunta cuáles son sus servicios y tarifas. La última conexión se produce en torno a las 20.15 horas de la tarde, cuando Lady Marcela le dice el número de la puerta una vez está abajo en el portal, como era la costumbre de ella.

Una vez comprobados los posicionamientos del número con el que contactó la víctima por última vez, los investigadores comprobaron que estuvo en la zona a las horas en las que los forenses sitúan la muerte de Lady Marcela. El mismo IMEI –número de identificación del terminal– posicionó casi todas las noches en la localidad de Manuel, lo que les hizo pensar que el autor residía en dicho municipio, pero desconocían aún su identidad, algo que se aclararía con el resultado del ADN llegado más tarde.

¿Drogada y asfixiada?

La inspectora de Homicidios adelantó ayer que en la autopsia los forenses apreciaron «cosas que no les cuadraban». Concretamente unas marcas, erosiones en ambos lados de la cara con forma semicircular, y una pequeña lesión, equimosis en el labio. «Señales que pueden indicar que se tratara de una asfixia por sofocación, o que debido a una sobredosis se las hubiera causado ella al convulsionar», explicó. Los médicos forenses que realizaron la autopsia al cadáver de Lady Marcela ampliarán hoy esta información.

La antigua inspectora jefe de Homicidios también aclaró, al ser preguntada por la letrada de la acusación Isabel Carricondo, lo que es una ‘fiesta blanca’, práctica sexual que consiste en hacerse «unas rayas de cocaína sobre el cuerpo de otra persona de una manera más o menos erótica», pero no en la introducción de la droga por vía genital.

En la sesión de ayer también declaró la compañera que encontró a Lady Marcela muerta, desnuda sobre la cama, boca arriba y con espuma en la boca, como Arliene Ramos, la primera víctima mortal, hecho refrendado por los policías que acudieron al aviso. La defensa trató de introducir la idea de que la fallecida estaba enferma de cáncer, algo incierto, así que la testigo le aclaró que solo quería «hacerse unos exámenes y chequeos, como todas las mujeres». Sobre las conversaciones telefónicas con el padrastro de la víctima, la testigo indicó que no recuerda muy bien pero que hablaron de la repatriación del cadáver. «Es muy difícil recordar cuando uno encuentra una persona muerta así, ha pasado mucho tiempo. Tengo los nervios destrozados», confesó a punto de romper a llorar la testigo. «Solo sé que era muy buena persona y que estaba luchando por salir adelante como hacemos todas», concluyó en referencia a Lady Marcela.