Los animales que ayudan a otros a cuidar a sus crías, sean o no parientes, lo hacen por efecto de la selección natural: generan una ventaja evolutiva para todo el grupo, favoreciendo las posibilidades de supervivencia y la expansión de toda la manada, según una investigación desarrollada en la Universidad de Berna de la que es autora principal la científica española Irene García Ruiz.

Irene García Ruiz es en la actualidad estudiante de doctorado en Ecología del Comportamiento y Evolución en la Universidad de Berna, a donde llegó en 2018. Con anterioridad estudió Biología en la Universidad de Valencia y Comportamiento Animal en la Universidad de Exeter (Inglaterra). También ha sido investigadora en el Departamento de Zoología de la Universidad de Cambridge, en la reserva del río Kuruman, Sudáfrica.

En su doctorado estudia los mecanismos involucrados en la evolución de la crianza cooperativa, usando tanto modelos teóricos como experimentos empíricos. En particular, estudia la hipótesis de pago por alquiler (cuando los individuos ayudan como pago para poder quedarse en el territorio de los dominantes) y el aumento de grupo en relación con la selección de parentesco. 

La revista Science Advances publicó la semana pasada una investigación liderada por Irene García y por el profesor Michael Taborsky, ambos del Instituto de Ecología y Evolución de la Universidad de Berna, de la que informamos en otro artículo, según la cual el altruismo es una expresión de la selección natural porque proporciona una ventaja de supervivencia.

En esta entrevista con T21, Irene García explica las ventajas de la crianza cooperativa en el reino animal, así como el modelo matemático que usa en sus investigaciones. También analiza los beneficios egoístas del comportamiento altruista y concluye que nuestra especie ha alcanzado la grandeza debido a nuestra capacidad de ser sociales y de cooperar.

¿Cuál es la ventaja de la crianza cooperativa?

Desde la perspectiva de la pareja reproductora dominante, las ventajas son muy claras. La ayuda en la crianza aumenta su éxito reproductivo, es decir, cuánta descendencia produce y la supervivencia de dicha descendencia.

Lo que no está claro es qué beneficio obtienen los ayudantes, ya que ayudar es costoso. Una posibilidad es que aumente el éxito reproductivo de los individuos con los que comparten parentesco y, por lo tanto, también pueden a transmitir sus genes indirectamente a través de sus familiares.

Sin embargo, también observamos reproducción cooperativa entre individuos con los que no comparten parentesco. En nuestra investigación, mostramos que los individuos pueden obtener beneficios de supervivencia al vivir en grupos más grandes y, por lo tanto, sale a cuenta ayudar a la pareja reproductora dominante a producir más descendencia porque esto a su vez aumentará el tamaño del grupo. Esto ayuda a explicar fenómenos observados en la naturaleza como el secuestro de crías de otros grupos.

¿En qué consiste el modelo matemático aplicado en vuestro trabajo?

 El modelo es básicamente un programa de ordenador donde simulamos la selección natural sobre comportamientos específicos. En el modelo tenemos entonces "individuos", estos individuos deben tomar ciertas decisiones y las decisiones que llevan a los individuos a pasar sus genes más dominan la población. En este caso los comportamientos que nos interesan son la propensión de dejar su grupo o quedarse, y la propensión a ayudar a otros a criar a su descendencia. Conjuntamente, modelamos diferentes entornos y dejamos que la selección natural elija qué individuos sobreviven y se reproducen a lo largo de muchas generaciones.

Al final, podemos ver qué estrategias comportamentales se seleccionan en las diferentes condiciones ambientales. Además, también permitimos que los individuos muestren flexibilidad en su comportamiento de acuerdo con su probabilidad de convertirse en reproductores. Entonces, podemos ver cómo los individuos se adaptan a diferentes condiciones ambientales y sociales.

En este modelo se definen diferentes escenarios ecológicos: ¿en qué consisten?

En nuestro modelo tenemos diferentes escenarios ecológicos. Tenemos ambientes benignos con baja mortalidad y ambientes hostiles con altas tasas de mortalidad. Lo que encontramos es que las presiones selectivas que seleccionan para la reproducción cooperativa son diferentes en los diferentes ambientes ecológicos.

En entornos benignos, en los que hay oportunidades limitadas para reproducirse de forma independiente, los ayudantes ayudan principalmente a aumentar el éxito reproductivo de reproductores con los que comparten parentesco, mientras que esperan en el grupo a heredar el territorio para poder reproducirse.

En ambientes hostiles con alta mortalidad debido a la baja calidad del hábitat o debido a la alta depredación, sin embargo, es importante ayudar a aumentar el tamaño del grupo porque esto ofrece beneficios en términos de mayor defensa contra depredadores o porque aumentan la eficiencia para obtener alimentos, por ejemplo, cazando juntos.

¿Podemos seguir hablando de comportamiento altruista si todo se trata de “salvar el pellejo/los genes”?

 Esto depende de la definición de comportamiento altruista. Decimos que un comportamiento es altruista cuando beneficia a otros a un coste inmediato para el donador. Sin embargo, el altruismo verdadero no puede ser evolutivamente estable a largo plazo.

La selección natural solo seleccionará comportamientos que, en última instancia, nos ayuden a transmitir nuestros genes, ya sea directamente a través de nuestra descendencia o a través de la descendencia de los miembros de la familia. La pregunta que tratamos de responder es, ¿cuáles son los beneficios egoístas de los actos aparentemente altruistas?

 ¿Cómo se refleja en los seres humanos el comportamiento altruista observado en mundo animal?

 Antes que nada, cuando hablamos de comportamientos adaptativos, debemos pensar que la mayor parte de la evolución humana ocurrió en la prehistoria cuando aún éramos cazadores-recolectores. Por lo tanto, debemos pensar en qué era bueno para nosotros en aquel entonces, lo cuál puede ser diferente a las necesidades actuales.

En cualquier caso, la razón más obvia para que el altruismo evolucione en nuestra especie es la cooperación entre miembros de la familia. Esto incluye el sorprendentemente largo período de supervivencia después de la menopausia, que puede explicarse por el hecho de que las abuelas a menudo ayudan a criar a sus nietos y, por lo tanto, transmiten indirectamente sus genes.

Nuestra investigación también muestra la importancia de la formación de grupos cooperativos en entornos hostiles, como aquellos a los que nuestros antepasados se enfrentaron, pues ofrecen la oportunidad de cooperar para hacer frente a los desafíos ambientales.

Otra razón para cooperar es el “Quid pro quo”, que es otra hipótesis sobre la evolución de la cooperación y que parece importante en nuestra especie, mantenida por lazos duraderos como la amistad.

Todas estas razones que seleccionan para el comportamiento altruista se llevan a cabo de forma subconsciente, claro, mediadas por ejemplo por sentimientos de compasión y empatía.

En resumen, nuestra especie ha alcanzado la grandeza debido a nuestra capacidad de ser sociales y de cooperar. Y aparentemente a que diferentes fuerzas evolutivas actúan al unísono para que sucedan los actos altruistas.