La soledad se ha convertido en la gran pandemia de nuestro siglo: genera fórmulas de asociación y ayuda mutua, que, además, se pueden llegar a convertir en florecientes nuevos negocios. La formación de comunidades con soporte esencialmente digital tiene un gran recorrido.

La soledad se ha convertido en la gran pandemia, la condición tal vez más definitoria del siglo XXI. Sabemos que no es solo una desagradable circunstancia, sino que aumenta el riesgo de enfermedades cardiacas, cáncer o demencia.

Dicen los expertos que es tan malo para nuestra salud como fumar al día quince cigarrillos. Desde el punto de vista político, la marginación alimenta el extremismo en todo el mundo. Cada día sabemos de lobos solitarios que cometen crímenes.

La inglesa Noreena Hertz, en su libro “El siglo de la soledad”, la describe como la enfermedad oculta de nuestro tiempo. Y eso se produce, paradójicamente, cuando tenemos abundantes herramientas digitales que en teoría nos conectan.

Este hecho, mal estudiado y desdeñado por los políticos, contiene innumerables oportunidades para los emprendedores, las empresas y los negocios.

Datos, datos

Veamos algunos datos bastante apabullantes: en España viven solos casi cinco millones de personas y esta cifra aumenta un 2% anual. Casi el 71% son mujeres y el 43,6% tienen más de 65 años, según el INE. Están creciendo también los casos de madres que viven solas con sus hijos.

Un dato curioso es que el 52,6% de los acompañados afirma haber sentido la soledad en algún momento. El fenómeno tiene tal trascendencia económica y social que debería ser abordado por las instituciones públicas.

En Europa, según datos de la Comisión Europea, el 12% de los ciudadanos se sientes solos. En la mayor parte de los casos, esa soledad no es deseada.

Comienzan a surgir tímidamente iniciativas privadas que proponen fórmulas de asociación y ayuda mutua, que, además, se pueden llegar a convertir en florecientes nuevos negocios.

Coliving, nueva dimensión

Por ejemplo el Coliving, que lleva el Coworking a una nueva dimensión. Se trata de ponerse de acuerdo un grupo de personas más o menos afines para vivir y compartir casa. Se puede buscar un emplazamiento privilegiado, con un buen clima, cercano al mar o a parajes de gran belleza.

Parece preferible comprar un solar y construir un edificio adaptado a estas necesidades colectivas, con amplias habitaciones individuales, con una serie de espacios y servicios comunes, con estudios aparte para que cada uno pueda dedicarse a su actividad profesional o su afición preferida.

Un pequeño grupo de arquitectos han hecho una primera aproximación de costes para un edificio adecuado para diez o doce personas, que pueden ser o no, parejas. El coste por persona, incluyendo el precio del solar y la construcción, sale en torno a 50.000 o 60.000 euros, algo asequible a gente de clase media, jubilada o no.

En España ya ha habido varias iniciativas y promociones inmobiliarias encaminadas a facilitar viviendas, generalmente para jubilados de cierto poder adquisitivo, con una serie de servicios comunes. Y cooperativas encaminadas en este sentido. Pero la figura exacta del Coliving está aún por desarrollar de manera más generalizada.

Happn, una aplicación para combatir la soledad. Happn.

Creación de comunidades

Hay otro aspecto colateral a tener en cuenta: la creación de comunidades de intereses. Algunos expertos apuntan, ante el relativo declive de las redes sociales más usadas, que la formación de comunidades con soporte esencialmente digital tiene un gran recorrido.

Si eres una persona preocupada y activa en cuestiones medioambientales, si te interesas por la literatura, por temas culturales, por temas de salud, gastronomía, etc., puedes formar parte de una comunidad que te suministra información de alta calidad sobre el tema de tu interés, además de ofertas y conexiones al respecto. La fórmula puede emplearse también para revitalizar barrios y pueblos. Algunos medios de comunicación han empezado a moverse hacia este nicho de claro futuro.

Buscando conocidos

Hay otros muchos aspectos. Parece que el tema de ligar y buscar pareja por Internet está saturado, con cientos literalmente de portales dedicados en todas las especialidades. Pero tal vez la soledad pesa tanto en nuestras sociedades que aún queda mucho por hacer para paliarla.

Un ejemplo es Happn, con su eslogan “busca a quien conociste”, a alguien con quien te cruzaste por la calle, en el metro o autobús, o en una bar o terraza. Es necesario tener activado el GPS para poder acceder a usuarios cercanos que hayan descargado la app y mostrado el mismo interés por nosotros. Esa idea un tanto romántica de poder acercarte a alguien que viste fugazmente una sola vez. Y que te acompañe en algo que te ayude a salir de tus soledades.

La gran pandemia de nuestro siglo puede ser también una mina de oro para los emprendedores.

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