Los curadores del Museo de Arte de Cincinnati hicieron un descubrimiento sorprendente cuando iluminaron un espejo de su colección con un foco y se reflejó en la pared la imagen de un Buda que había estado oculta durante 500 años.

Los así llamados “espejos mágicos” figuran entre los objetos de arte de origen oriental más extraños del mundo. Su existencia se remonta al siglo V de nuestra era, aunque se desconocen con certeza sus orígenes concretos.

El Correo de la UNESCO explicó en una edición de 1988 que hasta 1832 no se tuvo conocimiento en Occidente de la existencia de los espejos mágicos, pero que no fue hasta un siglo después que se formuló una teoría satisfactoria sobre sus misterios.

Básicamente el espejo mágico es un espejo que en la cara posterior lleva dibujos en bronce fundido, mientras que la cara exterior es convexa, de bronce brillante, y sirve de espejo.

Lo sorprendente es que, aunque parece un espejo normal, si la cara brillante se expone a la luz, se puede “ver a través” de la superficie reflectora y contemplarse sus grabados en una pared oscura.

Espejo transparente

Misteriosamente, cuando es bañado por una luz brillante, el bronce macizo se hace “transparente” y refleja en la pared una “imagen mágica” que coincide generalmente con lo grabado en el reverso del espejo.

La explicación más aceptada de este misterio es que, durante su construcción, la superficie posterior del espejo se pule, grabándose imágenes, palabras o patrones.

A continuación, la otra cara también se pule hasta que brilla como un espejo, a la que se le aplica a continuación una amalgama de mercurio.

Gracias a esta manipulación, el espejo mágico manifiesta los efectos de lo grabado en la parte posterior, aunque ese efecto no se aprecia a simple vista. Solo se ve un espejo normal.

Sin embargo, cuando la luz ilumina la superficie reflectante (el espejo propiamente dicho), se revelan los relieves ocultos, manifestándose una imagen misteriosa que no es otra cosa que lo que está grabada en el reverso. Así surge la ilusión de que el espejo se ha vuelto transparente.

El Buda iluminado del espejo (izquierda) junto a la inscripción en el reverso de la pieza con la palabra Amitabha, conocido como el "Buda de la Vida Eterna". Rob Deslongchamps/Museo de Arte de Cincinnati.

Misterio en Cincinnati

El tema de los espejos mágicos chinos ha vuelto a resurgir porque un pequeño espejo de bronce que se conservaba almacenado desde 2017 en el Museo de Arte de Cincinnati, en Ohio, Estados Unidos, ha dado la sorpresa.

Hurgando en el almacén del museo, la conservadora Hou-mei Sung se fijó en un espejo de solo 23 centímetros del siglo XV o XVI, que estaba sujeto a una cuerda: le llamó la atención porque no era un espejo corriente.

Iluminó la parte reflectante del espejo y en la pared del museo se reflejó una imagen que, después de varios análisis, se reveló como un Buda sentado que irradiaba luz.

La inscripción que figura en la parte posterior del espejo explica a quién corresponde la imagen: se trata de Amitabha, el buda más importante de la escuela de la Tierra Pura, una rama del budismo Mahāyāna que se practica principalmente en el Este de Asia.

Impacto singular

Este descubrimiento ha tenido un impacto singular: ha convertido al Museo de Arte de Cincinnati en una de las pocas instituciones del mundo que posee un espejo mágico.

Los curadores del museo están investigando el origen del espejo, que creen que es de Japón o China. La pieza se exhibe ahora como parte de la colección del museo.