Restos perdidos hace mucho tiempo de la nave espacial Challenger de la NASA, que explotó trágicamente en 1986, fueron descubiertos cerca del Triángulo de las Bermudas. Ahora, la agencia espacial estadounidense ha confirmado que los escombros encontrados en el fondo del océano, frente a la costa atlántica de Florida, provienen del malogrado transbordador espacial. 

Un equipo de documentalistas que buscaba los restos de un avión de la época de la Segunda Guerra Mundial en el área del Triángulo de las Bermudas terminó descubriendo un extraño artefacto. Algunas de sus características despertaron sus sospechas: podría tratarse de una nave espacial de la agencia espacial estadounidense. Luego de ser evaluado por la NASA, se confirmó que el artefacto es el resto más grande hallado hasta la fecha del transbordador Challenger, que estalló en 1986 y provocó la muerte de sus 7 tripulantes. 

Hace casi 37 años, el Challenger conmovía al mundo 

El 28 de enero de 1986, cuando el transbordador espacial Challenger ya estaba en vuelo, el piloto Michael Smith advirtió algo alarmante: vio por la ventana un destello gigante de luz, producto de vapor o fuego. En ese momento comprendió que algo no funcionaba correctamente: aunque nunca lo supo, en realidad el cohete propulsor derecho tenía una fuga de combustible. En tierra, una pantalla de ordenador indicaba una caída de presión y la estructura estaba goteando combustible.

Posteriormente se supo que la misión número 25 del transbordador de la agencia espacial estadounidense terminó en tragedia por una combinación de fenómenos meteorológicos y omisiones humanas: mientras la nave espacial esperaba durante la noche en la plataforma de lanzamiento 39B en el Centro Espacial Kennedy, en Florida, un frente frío trajo temperaturas bajo cero, lo que provocó la formación de hielo en el transbordador. 

Aunque algunos empleados del programa plantearon sus preocupaciones, los gerentes desoyeron esta advertencia y autorizaron el lanzamiento de la misión. 73 segundos después del despegue, la nave estalló y provocó la muerte de los siete astronautas a bordo. Más tarde, una investigación de la NASA demostró que las inesperadas temperaturas frías de la noche afectaron la integridad de los sellos de las juntas en uno de los cohetes propulsores, derivando en la pérdida de combustible que provocó la explosión.

Video: la búsqueda que terminó en el descubrimiento de los restos del Challenger, en la zona del Triángulo de las Bermudas. Créditos: History Channel / YouTube.

Un descubrimiento fortuito

Ahora, los buzos que trabajaban para un documental de la señal televisiva History Channel, notaron un gran objeto hecho por humanos y cubierto parcialmente por arena en el lecho marino. La proximidad a las instalaciones espaciales de Florida, junto con la construcción relativamente moderna del artefacto y la presencia de mosaicos cuadrados de 8 pulgadas, llevaron al equipo del documental a contactar a la NASA

En realidad, la serie televisiva (que podrá verse a partir de este 22 de noviembre) está enfocada en el Triángulo de las Bermudas, un área geográfica con forma de triángulo escaleno situada en el océano Atlántico, entre las islas Bermudas, Puerto Rico y la ciudad estadounidense de Miami, en el estado de Florida. En esa zona han sucedido una serie de fenómenos inexplicables desde hace más de 100 años, como la desaparición de embarcaciones o aviones sin una causa lógica. Algunas explicaciones pseudocientíficas sostienen que allí existe un vórtice energético de gran fuerza o, incluso, un portal interdimensional. 

Según un comunicado de prensa, la agencia espacial estudió las imágenes y confirmó que se trataba de restos del transbordador, aunque no se aclaró de que parte o sector de la nave provenían. El fragmento mide aproximadamente 4,5 metros de ancho por 4,5 metros de largo, aunque aún no se conoce su tamaño completo, porque se encuentra parcialmente cubierto de arena en el fondo del océano. 

Los mosaicos térmicos cuadrados de 8 pulgadas indican que probablemente provenga de la parte más vulnerable del transbordador. Por ahora, el fragmento permanece en el fondo del océano y la NASA está determinando los próximos pasos. Hasta la fecha, se han recuperado aproximadamente 118 toneladas de escombros del Challenger desde el accidente, o sea alrededor del 47 por ciento de todo el cohete

Video: el momento del despegue y la explosión del Challenger en 1986. Créditos: OutSci'Ed / YouTube.

Profundas huellas

Este accidente, junto con el desastre del transbordador Columbia, que se desintegró sobre los estados de Texas y Luisiana el sábado 1 de febrero de 2003, llevándose también la vida de sus siete astronautas, provocó una profunda huella en los planes de la NASA y en su visión sobre la seguridad espacial. 

Después del Challenger y el Columbia, la NASA creó una Oficina de Seguridad para las distintas misiones, desarrolló nuevos procedimientos de evaluación de riesgos y estableció un entorno en el que todos pueden plantear inquietudes de seguridad antes del despegue. Al mismo tiempo, se creó el Apollo Challenger Columbia Lessons Learned Program, un esfuerzo por aprovechar las enseñanzas que dejaron las distintas misiones y poder compartir estas conclusiones con otras agencias espaciales.