A lo largo de la historia, Cocentaina ha sido una ciudad clave para diferentes civilizaciones. Rodeada entre las montañas que conforman la Sierra de Mariola, recorrer Cocentaina es una oportunidad perfecta para hacer un viaje en el tiempo y contemplar la huella y evolución del ser humano a través de las diferentes pinturas rupestres, yacimientos ibéricos y monumentos.

Reconocidos por la Unesco, los abrigos rocosos de Alberri, de la Paella y de la Penya Banyà son una parte fundamental del patrimonio histórico de la ciudad al albergar en ellos diferentes pinturas rupestres.

En cuanto a los yacimientos ibéricos, algunos de los más relevantes son la Serreta, el Pic Negre o la Petxineta.

El Castillo de Cocentaina al anochecer. ED

Historia y encanto

Una vez situados en el centro de la ciudad, el lugar que bien merece una visita no es otro que el Palacio Condal. Datado del siglo XIII, este monumento fue construido por el primer señor feudal de la Villa de Cocentaina.

En su interior se pueden encontrar murales de la conquista de Jaume I, dependencias como la biblioteca, así como el Monasterio Virgen del Milagro.

Recorrer las calles de Cocentaina sin prisa, contemplando cada rincón de su casco antiguo o maravillándote de las vistas a la Sierra de Mariola es una oportunidad perfecta para disfrutar a fuego lento de esta localidad.

Además, puedes aprovechar el paseo para encaminarte hacia la ruta que lleva al Castillo de Cocentaina.

El Castillo de Cocentaina es otro de los monumentos que caracterizan esta población. Situándose en lo alto del Cerro de San Cristóbal, esta edificación de finales del siglo XIII ofrece unas idílicas panorámicas de Cocentaina y las poblaciones adyacentes.

En los alrededores del castillo han ubicado un merendero, por lo que siempre podrás culminar la visita con un picnic.