Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Okuda San Miguel Artista

Okuda San Miguel: "No soy reivindicativo pero planteo otras realidades"

Con los colores, defiende el artista, se puede «decir y contar» cualquier cosa. Eso es lo que él hace. Sus obras, aparentemente positivas, tienen multiples lecturas y son toda una invitación a la reflexión.

Okuda San Miguel en una de sus últimas exposiciones. Omar Ayyashi

De ser un artista urbano marginal, Okuda San Miguel se ha convertido en un artista «global». En toda una marca. En València, el «abanderado» del «surrealismo pop» acaba de dejar su sello en una fachada frente a la estación del AVE. A Óscar San Miguel Erice le gusta hacer reflexionar con su arte sobre «el existencialismo, el universo, el infinito, el sentido de la vida y las contradicciones de la falsa libertad de la sociedad».

¿Qué significan para ti los colores?

Son el sello de identidad de los países, las personas, las marcas. De todo. Me siento como el embajador de todos los colores juntos; como un embajador de la multiculturalidad. Me gusta jugar a transformar esas banderas. Los colores en sí no tienen importancia porque todos son iguales, pero ahí está la gracia. Con colores puedes contar lo que quieras e invitar a la gente a que reflexione sobre cosas que pasan desapercibidas o mensajes universales contradictorios. El mensaje aparente es positivo pero la realidad va mucho más allá.

¿Es Okuda un artista reivindicativo?

Reivindicativo no, pero sí planteo realidades. Vivo un poco al margen de la realidad, pero a veces la incluyo en mis mensajes. Por ejemplo, mi primera exposición en Los Ángeles coincidió con la elección de Trump y en las obras apoyé la diversidad y la multiculturalidad que él condenaba. En el confinamiento, cómo no, hice obras al respecto porque la realidad así me lo exigía.

Cuerpos sin identidad, animales sin cabeza y símbolos. Imagino que todo tendrá un porqué.

Totalmente. Depende del receptor del mensaje transmito una cosa u otra. No es todo tan happy como parece.

Okuda y su arte Omar Ayyashi

¿Todo se puede geometrizar?

Empecé con arquitecturas geométricas donde personajes realistas deambulaban sobre ellas, pero luego me di cuenta de que todo se podía geometrizar. Ahora me divierte geometrizarlo todo e introducirlo en mi mundo onírico y en las auroras boreales que planteo en medio de la naturaleza.

¿Cómo te manejas con proporciones tan enormes?

Me siento más cómodo en proporciones grandes que en cuadros pequeños. Tengo más de 20 años de carrera y cuando empecé en las calles hacía murales. Me siento muy cómodo en las alturas y con grandes formatos. La verdad es que me cuesta hacer cuadros de 30x30 porque exigen más precisión y perfección. En los edificios, con spray, voy más rápido porque lo hago todo directo, incluso el embocetado, y no tengo que meter tanto Cutex o cinta. Por ejemplo, para crear un cuerpo en un edificio de doce plantas me ayudo de un extensor con una brocha y, con un carboncillo, marco como si fuera un papel. Pintar va en mi ADN, pero he pasado por un proceso de aprendizaje muy largo, no solo en la universidad donde estudié Bellas Artes, sino en la calle.

Para el que no te conozca, ¿quién es Okuda San Miguel?

Soy un chico con muchas ambiciones que me siento muy libre y, cuando más libre me siento, es en las alturas transformando los skyline de las ciudades. Soy positivo y optimista y me abstraigo de las noticias locas que nos invaden. Vivo en mi nube multicolor e intento contagiar a todo el mundo de mi color. Acabo de crear un fundación, Color in the World, para hacer proyectos sociales. Siento que llevo un psicólogo dentro y con la pandemia he reflexionado mucho. Me he sentido superafortunado de tener, en este periodo, creatividad y poder enfocarla en comunicar con mi trabajo. Vamos, que soy un chico que se siente feliz cada día.

¿Te consideras un artista urbano o, a estas alturas, rehuyes de las etiquetas?

Decir que soy un artista urbano se queda corto, sí, es parte de mí y mi locura inicial, pero ahora mismo soy un artista global que da trabajo a 25 familias. La pandemia me ha servido para parar, en cuanto a viajar, pero también para generar nuevos proyectos. ¡Voy a construir un edificio con mis formas y mi locuras así.!

¡Hay que ver cómo ha cambiado la consideración del arte urbano!

Ha pasado de ser algo marginal a ser objeto de culto. Siento que he sido un poco el culpable de ese cambio de percepción y transformación. Esto es arte contemporáneo.

¿Eres libre a la hora de customizar edificios?

Totalmente, ese es requisito. Mi creación tiene que ser libre, lo que pasa es que hay países en los que, por las leyes, suavizo ciertas cosas. Prefiero hacer activismo a mi manera. Por ejemplo en Rusia, donde está prohibido la bandera del LGTB, pinté un edificio con millones de arcoiris . Mejor eso que resignarme .

Okuda y sus colores Omar Ayyashi

¿Siempre quisiste dibujar? ¿qué querías ser de pequeño?

Sí, en el colegio suspendía bastante pero tenía todos los cuadernos llenos de dibujos.

¿Cuando pasaste de tomarte el arte como un pasatiempo a convertirlo en un trabajo?

Descubrí que el dibujo y el crear, tanto para mí como para otros, transmitía y hacía sentir algo. Claro que cuando te da la seguridad de poder mantener a 25 familias ya es la hostia.

Imagino que tendrás muchas ofertas, pero ¿cómo seleccionas tus trabajos?

Sobre todo me motiva que sea un país o una ciudad nueva, que la propuesta sea monumental y de un tamaño brutal o que sea un edificio clásico en el que pueda hacer algo loco, por ejemplo, el castillo que hice en Francia.

¿Qué te gustaría hacer?

Estoy volcado en convertir mis creaciones en edificios en los que pueda vivir la gente. También me apetece volver a África para hacer cosas. ¿Sabes? voy a sacar mi propia marca de gafas, una línea de ropa, vino, tendré en Madrid un gran espacio para generar nuevas locuras...

¿Qué sientes cuando ves que hay gente que paga un dineral por tener un ‘Okuda’?

Es una maravilla. Me gusta mucho que el mercado del arte demande mi obra, transgredir y el trascender de un formato o de un nivel. Me gusta cambiar las normas y el establishment Pero lo que de verdad me pone es el trabajar en formatos enormes y el mostrar mi obra en museos como está ocurriendo ahora en China, donde estoy trabajando mucho porque las esculturas de gran formato funcionan muy bien.

Creaste una falla que se llamaba Equilibrio Universal, ¿dónde encuentras tu equilibrio?

Yendo a visitar a mi madre y charlando tranquilamente con ella o viendo tranquilamente los acantilados del norte. Me gusta viajar, visitar a mis amigos artistas que tengo repartidos por el mundo y vivir para poder activarme.

Okuda es un estilo y una marca. ¿Te motiva o te pesa?

Me motiva muchísimo para crecer porque pienso que todavía no he hecho nada y siento como que estoy empezando algo grande. ¡Me queda mucha vida por delante!

¿Habías soñado con ser un artista tan global?

Pues no, la verdad, porque ha sido una evolución muy lenta y siempre haciendo lo que me salía del corazón y con ninguna otra pretensión. Así es como salen las cosas.

Compartir el artículo

stats